Pidiendo cacao.- Parece que la alcaldía socialista de Gilberto Serulle en Santiago está haciendo aguas. ¿O debería decir haciendo basura? Mientras la Ciudad Corazón se transforma, día a día, en un gigantesco vertedero debido a la acumulación de basura en sus calles, el alcalde Serulle tira la toalla y simplemente admite que no puede lidiar con el problema. ¿La razón? Carece de los recursos económicos suficientes, dice, para costear el servicio fundamental de ese o cualquier otro ayuntamiento, lo mínimo que los munícipes podemos pedir o esperar de los llamados gobiernos locales: la recogida de la basura.
¿La solución? La más fácil y cómoda: un subsidio del Gobierno central, como el que ya reciben el ayuntamiento del Distrito Nacional y otros cabildos del país, para enfrentar con éxito la gran demanda de limpieza de nuestra ciudad. La petición pública de cacao, porque de eso se trata, es la primera evidencia visible (y maloliente) del fracaso de la gestión socialista del alcalde Serulle, un peledeísta disgustado que fue electo en la boleta electoral del Partido Revolucionario Dominicano gracias al transfuguismo rampante que norma la vida política dominicana, pero al producirse en la recta final de un proceso electoral tan reñido tiene también su costado político que deja abiertas un montón de interrogantes, entre todas la más urgente.
¿Significa esa petición pública de ayuda al presidente Fernández que Serulle está dispuesto a echarse en brazos del oficialismo (manos que dan esperan, sobre todo si son las de un político) con tal de recibir el subsidio que salvará de la catástrofe su gestión y por tanto también su prestigio político? Hay gente, sobre todo en Santiago, que da como un hecho el regreso a casa del buen hijo, y citan como razón principal de la vuelta de Serulle al redil morado la creciente preocupación, en las altas instancias peledeístas, por la pérdida de terreno del binomio Danilo-Margarita en esa importante –y quizá decisiva– plaza electoral.