CLAUDIO ACOSTA
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Excesos policiales- Si la comisión designada por el jefe de la Policía para investigar la muerte a balazos, a manos de agentes de la institución, de tres jóvenes en la Charles de Gaulle quiere realizar un trabajo serio, responsable y apegado a la verdad tiene que echarle un vistazo al video difundido, la noche del pasado jueves, por Telesistema Canal 11, en el que esos jóvenes aparecen todavía vivos aunque bastante golpeados por una multitud que trató de lincharlos luego de que asaltaran un colmado, cuando eran tirados como animales en una camioneta que se los llevó hacia lo que ahora sabemos era una muerte segura.
Es lo que tuvieron la oportunidad de comprobar los reporteros de Telesistema cuando acudieron, horas después, al Palacio de la Policía para saber lo ocurrido con los detenidos, donde se enteraron con horror y sorpresa que estos no llegaron vivos al Darío Contreras debido a que en el camino se tropezaron con una lluvia de balas. El mayor general Guillermo Guzmán Fermín dispuso la cancelación inmediata y el sometimiento a la justicia ordinaria de dos de los agentes involucrados en el apresamiento de los jóvenes, en tanto otros 12 permanecen bajo investigación, con la promesa de que sancionará drásticamente a quienes hayan incurrido en excesos. La misma receta debería aplicarse a los agentes y oficiales involucrados en la muerte de cuatro civiles, también el pasado jueves, en La Caleta, en un incidente en el que también murió a balazos un coronel de la Policía, pues lo que cuentan testigos de los hechos es que los agentes asesinaron a mansalva a varios vecinos del lugar no obstante estos se identificaron como tales. Eso es lo malo de legitimar, con el aplauso o la indiferencia, los intercambios de disparos como método de combate a la delincuencia: siempre son posibles los excesos, y nunca hay garantías de que se mata al delincuente correcto. Si la Policía, para hacer su trabajo, necesita ser tan criminal como los criminales, tan asesina como los asesinos, tan violenta y despiadada como la delincuencia que nos ha robado la tranquilidad entonces sí es verdad que nos jodimos.