QUÉ SE DICE

QUÉ SE DICE

CLAUDIO ACOSTA
c.acosta@hoy.com.do
Víctimas.- Con demasiada frecuencia la violencia, cual bestia ciega y destructiva, elige al azar a sus víctimas. Juan Antonio Lebrón, de 34 años, y su esposa Maribel Tavéraz Jiménez, de 33, acaban de ser víctimas de esa bestia, tras ser asesinados a balazos por dos delincuentes que a punta de pistola quisieron arrebatarle su yipeta cuando intentaban  escapar de una multitud que los perseguía para lincharlos luego de  cometer un atraco.

Testigos del hecho cuentan que Maribel trató de impedir, utilizando una pistola perteneciente a su esposo, que los despojaran de su vehículo, pero los atracadores reaccionaron acribillándolos a tiros y emprendiendo  la huida. Nada puede hacerse –la vida no repolla– para resarcir el daño hecho a la sociedad con esas muertes alevosas, sobre todo el que se ha causado a los amigos y familiares de las víctimas, salvo perseguir  y apresar a los asesinos y confiar en que un juez demasiado  benévolo o un fiscal poco cuidadoso no los envíen otra vez a las calles para que puedan seguir matando.

Barril sin fondo.-Si tomáramos al pie de  la letra –“los subsidios para favorecer la parte alimentaria y respaldar a los productores no tendrán límites, sin importar lo que eso represente en materia económica…”– las declaraciones del secretario de Agricultura, Salvador –Chío– Jiménez, cualquiera podría  concluir que el gobierno cuenta con una especie de barril sin fondo para hacer frente a las contingencias derivadas de la crisis alimentaria que, cual ominosa amenaza, se cierne sobre el mundo, lo que parecería confirmar el anuncio hecho ayer por el doctor Angel Faxas, director de Ganadería , de que el gobierno también subsidiará a los productores avícolas, lo que supondrá una erogación (no se dijo hasta cuándo) de RD$135 millones al mes. Sin embargo, voces tan autorizadas como los economistas Bernardo Vega y Carlos Despradel insisten en que esos subsidios, por su cuantía y volumen, no son sostenibles en el tiempo, con lo que coinciden con gente tan cercana al gobierno y el diseño de su política económica como Temístocles Montás. ¿No podría alguien decirle al secretario de Agricultura que su entusiasmo y confianza proyectan una imagen de nuestra economía muy alejada de la realidad y por tanto absolutamente falsa?

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