Qué se dice

Qué se dice

Si los perredeístas no se desesperan tendrán tiempo suficiente para comprobar que ya no es lo mismo, que hasta sus pleitos internos tendrán un sabor muy distinto en la oposición, cuando la rispidez de esos enconos dejen de ser un problema nacional. Es de esperar, entonces, que una vez las aguas retornen a su nivel sean capaces de recordar, sobre todo los que hoy patrocinan purgas y expulsiones a cuenta de la dolorosa derrota sufrida en las urnas, que fue a causa de esas estériles querellas que el PRD se mantuvo tanto tiempo alejado del Palacio Nacional, y que si algo hizo posible la feroz persecución desatada por Balaguer contra el doctor Salvador Jorge Blanco fue, precisamente, esa incapacidad de los perredeístas de encarar unidos la común desgracia de «caer abajo». )Volverán a tropezar con la misma piedra?

[b]La primera impresión[/b]

Es evidente que el Cuerpo Especializado de Seguridad Aeroportuaria (CESA), que prohibió a empleados y funcionarios que laboran en el aeropuerto internacional Las Américas llevar comida a sus oficinas, sean estas públicas o privadas, no calculó los efectos que tendría una medida tan drástica, que podrá tener sentido en términos de seguridad pero que se ha convertido, en los hechos, en un bochornoso espectáculo, para colmo único en el mundo, pues en ningún aeropuerto internacional puede verse a sus empleados y funcionarios almorzando en los pasillos o en los parqueos de la terminal. Un aeropuerto, se ha dicho demasiadas veces, es la puerta de entrada de un país, y la primera impresión que recibe el viajero al llegar puede durar para siempre. )Pensó alguien en ese pequeño detalle, sobre todo tratándose de un país cuya principal fuente de divisas son los turistas que lo visitan?

[b]Vuelta a casa[/b]

Hay quienes ya están convencidos, tras el cuarto anuncio de las autoridades posponiendo el retorno de los 36 soldados de la Fuerza de Tarea Quisqueya II enviados a Irak, de que el verdadero «problema técnico» que ha impedido que ya estén aquí son los cuartos conqué costear un viaje tan largo. Esa fue, en principio, la lógica conclusión a la que se llegó desde que se supo que había problemas en ese sentido, producto de la decisión unilateral del gobierno dominicano de retirarse de las fuerzas de la coalición que ocupan Irak, pero esos rumores fueron desmentidos. Ahora, según informa el alto mando militar, nuestros soldados están varados en Santa Ana, una pequeña isla perteneciente a Portugal, y será el próximo jueves cuando lleguen. Ojalá que esta vez, para tranquilidad de todos, sea finalmente la vencida, aunque ya hay gente dispuesta a sumarse -si fuera necesario- a una gran colecta nacional que haga posible su vuelta a casa, una propuesta que, dadas las circunstancias, tal vez deba tomar en cuenta el teniente general José Miguel Soto Jiménez.

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