Qué se dice

Qué se dice

¿Quién los defiende?.- El regreso de los vendedores ambulantes a los alrededores  de la UASD no solo  constituye un abierto desafío a la autoridad tanto del alcalde Roberto Salcedo como del rector Mateo Aquino Febrillet, quienes se han dejado tumbar el pulso de los padres de familia que han arrabalizado el entorno de la más antigua universidad del Nuevo Mundo. Se ha convertido también en un infierno para quienes residen en la zona (la situación de los vecinos de la calle Amín Abel Hasbún es particularmente dramática), literalmente desesperados ante  el hecho de que, de la noche a la mañana, les han instalado un caótico, maloliente y ruidoso mercado justo frente a sus casas, es decir donde antes había aceras para uso de los peatones y una calle que apenas pueden utilizar (con frecuencia tienen que pedir permiso para poder cruzar entre mesas, sillas y tarantines) para llegar a sus casas. Lo peor del caso es que no pueden ni siquiera quejarse de la situación, pues los padres de familia son tan agresivos y violentos que han amenazado con “picar en pedacitos” al que se atreva a denunciarlos o encaminar diligencias para que los desalojen del espacio público que ocupan. ¿Quién defiende a esa gente? ¿Quién protege sus derechos? ¿A qué autoridad deben apelar para que acuda en su auxilio? Si el alcalde Roberto Salcedo fuera capaz de ponerse  (y no hablo en sentido figurado) en el lugar de sus munícipes, por ejemplo mudándose una semana a la calle Amín Abel Hasbún, tendría la oportunidad de sentir en carne propia la indefensión, la impotencia y la rabia  que embargan a sus residentes. Estoy seguro de que ese cambio de perspectiva  lo haría un mejor servidor público, más consciente de sus deberes y responsabilidades, pero seguro estoy también  de que le estoy pidiendo demasiado.

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