Qué se dice

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Contra los ruidos.-  En un país donde los ciudadanos son tratados con tan poco respeto y gozan de tan pocos derechos como en República Dominicana, hay que saludar como un acontecimiento extraordinario la decisión de las autoridades de la Fiscalía de la provincia Santo Domingo y la Policía Nacional de cerrar decenas de negocios de expendio de bebidas alcohólicas, atendiendo denuncias de vecinos que se  quejan de los ruidos que provoca la música que se toca en esos establecimientos y los frecuentes  desórdenes –balaceras incluídas–  que protagonizan hasta altas horas de la madrugada sus parroquianos. La instalación sin controles ni regulaciones de ese tipo de negocios en la Zona Oriental, principalmente en la avenida Venezuela, ha convertido en un verdadero infierno la otrora apacible vida de los residentes en la zona que apenas pueden dormir en las noches, lo que ha obligado a muchos, empujados por la desesperación o la impotencia,  a mudarse  a otras zonas de la ciudad más tranquilas. Quisiéramos   felicitar por este  esfuerzo a la Fiscalía de la provincia Santo Domingo, en la persona del fiscal Perfecto Acosta, así como a  la Policía Nacional, que por cierto este pasado fin de semana continuaron cerrando negocios ruidosos en Los Mameyes, Villa Duarte y Los Coquitos. Mi único temor con esos operativos de cierre de negocios que hoy aplaudimos con tanto entusiasmo es que sean tan solo una fiebre momentánea –como ha ocurrido ya otras veces con medidas similares– a la que  no se le dé el adecuado seguimiento, lo que llenaría de frustración a los ciudadanos que se han quejado de los ruidos y  los escándalos que provocan, y que simplemente aspiran a disfrutar de una tranquilidad a la que tienen derecho.

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