Qué se dice

Qué se dice

Siguen en lo mismo.- Negarse a obedecer una orden de pare de una patrulla de la Policía Nacional en una zona oscura o mal iluminada sigue teniendo consecuencias desagradables, no obstante la promesa de la jefatura policial de que cesaría esa práctica a raíz de la muerte hace poco más de un año  de un joven estudiante que, acompañado de su padre,  se negó a detenerse en una zona oscura y recibió un disparo  que le provocó la muerte de parte de dos agentes policiales.

Un motoconchista y su pasajera denunciaron ayer que fueron atropellados adrede por un carro patrulla porque se negaron a obedecer una orden de detenerse en una zona oscura de la calle Olof Palme del sector Los Prados, en el Distrito Nacional, y si la cosa no terminó en una lamentable tragedia fue porque personas que presenciaron el hecho impidieron que los agentes huyeran del lugar, como era su propósito, obligándolos a llevar a los heridos a un centro asistencial.

El mayor general José Armando Polanco Gómez ha sido  diligente, eso hay que reconocerlo,  al sancionar las inconductas de sus agentes, un verdadero dolor de cabeza para cualquier  jefe policial dada la cantidad y variedad de delitos en que se involucran y, peor todavía, la frecuencia con que eso ocurre, pero es evidente que debe ser más enérgico y contundente al prohibir que se realicen registros en lugares  tan oscuros que los ciudadanos, conocedores de la vocación delictiva de los miembros de la institución (¡vaya paradoja!) llamada a protegerlos de los desmanes de los  delincuentes, se sientan con   legítimo derecho a pensar que pudiera tratarse de una peligrosa emboscada de la que es preciso escapar a toda prisa para poner a salvo la bolsa y la vida.

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