Qué se dice

Qué se dice

¿Rebelión en la PN?.- Es verdad que un policía, por disciplina, está obligado a soportar callada y estoicamente los rigores (desde un salario de miseria hasta un pésimo seguro médico) de su duro e ingrato oficio, pero lo mucho –dicen por ahí– hasta Dios lo ve. Al menos dos periódicos dieron cuenta ayer del apresamiento, en Santiago, de varios agentes policiales que  supuestamente abandonaron sus servicios en protesta por el aumento selectivo que benefició  únicamente a los reclutas que participarán  en el Plan de Seguridad Ciudadana, excluyendo al resto de la dotación, oficiales incluidos, que llevan años, como todos los policías de este país,  esperando un aumento que no acaba de llegar a pesar de que todo el mundo lo considera justo y necesario. Desde que se anunció que solo los policías que participen en el plan diseñado por el Gobierno para enfrentar a la desbordada delincuencia recibirán el anhelado  aumento se han  denunciado resabios e inconformidades  dentro del cuerpo del orden, lo que ha  negado el siempre sonriente  vocero policial, el general Máximo Báez Aybar, y vale  recordar que en un momento en que esos rumores cobraron gran intensidad  el mayor general José Armando  Polanco Gómez amenazó  con aplicar sanciones drásticas a quienes violenten la rígida disciplina policial.  Por eso no sorprendería la reacción de los policías de Santiago, como no debería sorprendernos tampoco que algo parecido vuelva a ocurrir si, como reseñaron ayer Diario Libre y El Caribe, es tan grande  el disgusto  y la frustración que ha provocado ese aumento selectivo. No se trata, desde luego, de justificar lo mal hecho ni cosa parecida, pues un policía  íntegro y honrado (que los hay) nunca cedería a la tentación por más mal pagado que esté, pero es evidente que si además se siente burlado y discriminado por sus superiores será mucho más vulnerable a las tentaciones  de un mundo delictivo y criminal que retribuye muy bien a quienes le sirven.

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