Qué se dice

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El Gran Cambio.-  Quién no sabe que las cárceles dominicanas son depósitos de desechos humanos,  donde la condición humana se ve reducida a su mínima expresión. Quién no sabe que  allí todo se compra y se vende, desde un rinconcito en un pasillo donde “dormir” cada noche hasta el derecho a tener un celular,  y que todo eso ocurre con la complicidad de las autoridades responsables de su custodia.

Lo que no sabe todo el mundo,  porque la sociedad dominicana vive de espaldas  a esa dura y terrible realidad, es que todo eso está cambiando, y que se trata de un cambio radical. El  sábado pasado tuve la oportunidad de recorrer, atendiendo una  invitación del Procurador General de la República, el doctor Radhamés Jiménez, varios de los centros que operan bajo el nuevo modelo penitenciario, y confieso que la experiencia  no solo cambió mi perspectiva sobre el problema carcelario sino que terminó por convencerme, de una vez por todas, de que las cosas pueden hacerse bien en este país siempre y cuando exista la voluntad y la determinación de hacerlas.

Bajo el nuevo modelo, que ya abarca once recintos, los internos y las internas  están alojados en celdas limpias e higiénicas, reciben asistencia médica y sicológica y se les ofrece la oportunidad de alfabetizarse o de aprender  oficios tan útiles como el de  panadero o mecánico, entre muchos otros, con los que podrán, una vez en libertad, aprovechar al máximo la nueva oportunidad que reciben. Ese gran cambio, desde luego, tiene muchos héroes anónimos, sobre todo entre el personal especialmente entrenado que día a día lo hace posible, pero vaya nuestro reconocimiento  al doctor Radhamés Jiménez,  al Coordinador del Modelo de Gestión Penitenciaria, el inquieto Roberto Santana, y al mayor general Manuel de Jesús Pérez Sánchez, Director de Prisiones, con la especial recomendación de que no desmayen hasta que ese  cambio abarque todo el sistema penitenciario dominicano.

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