Por las ramas.- En ninguno de los desmentidos que se han hecho a la denuncia de la Asociación Nacional de Pilotos he visto hacer referencia, trátese de la Asociación de Controladores Aéreos, la Asociación Nacional de Hoteles y Restaurantes o la Junta de Aviación Civil, a la parte esencial de esa denuncia: la cantidad de incidentes –307– relacionados con los servicios de transporte aéreo que se produjeron el pasado mes de enero según el reporte de la Unidad de Prevención de Incidentes, una dependencia del Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC).
¿Es rutinario y normal que se produzca esa cantidad de incidentes en tan corto período de tiempo? ¿Cuál es el comportamiento histórico, estadísticamente hablando, de los incidentes aéreos en los aeropuertos dominicanos en los últimos cinco años? ¿Cuál es el promedio que se registra en otros aeropuertos del área? Esas y muchas otras preguntas me han pasado por la cabeza desde que se hizo pública la denuncia, y sin embargo hasta ahora solo he escuchado hablar de lo antipatrióticos y alarmistas que son los denunciantes o de la amenaza que representa (el eterno cuco) la divulgación de esa clase de información para el turismo del que comemos todos.
Así las cosas, quien les escribe sigue sin estar convencido de que los cielos dominicanos son tan seguros como nos los están pintando, sobre todo si el director del IDAC, el licenciado José Tomás Pérez, prefiere degradar una denuncia de tanta gravedad a la categoría de un problema personal en lugar de intentar refutarla con argumentos técnicos convincentes como sería lo esperable dada su calidad de principal funcionario del sector. Por eso insisto en preguntar, aunque nuestras autoridades aeronauticas prefieran irse por las ramas o hacerse las desentendidas: ¿Son muchos, pocos o normales —de acuerdo a los parámetros de la aviación civil internacional— los 307 incidentes que reportó en enero pasado la Unidad de Prevención de Incidentes del Instituto Dominicano de Aviación Civil?