Qué se dice

<P>Qué se dice</P>

Imitaciones. Que nadie se sorprenda con la revelación que acaba de hacer el Procurador General de la República, el doctor Francisco Domínguez Brito, de que la mayoría de la cocaína que se vende y consume en los barrios es falsa, pues según se ha determinado en análisis de laboratorio  está adulterada casi en un 90% con azúcar de bizcocho, tiza, cal y otras sustancias. ¿Cómo no va a estar adulterada la cocaína, una sustancia ilegal cuya venta está prohibida y por lo tanto no sujeta a controles de calidad, si la leche que consumimos, al igual que el queso y otros   productos lácteos que exhiben en sus estanterías los supermercados, son tan solo imitaciones o sucedáneos debido a que el Estado no cumple con su responsabilidad  de supervisar la fabricación de esos productos para garantizar que tienen los ingredientes y propiedades nutricionales que anuncian de manera engañosa sus etiquetas? La denuncia la hicieron  ayer, durante su comparecencia al Almuerzo Semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, representantes de varias asociaciones de productores agropecuarios, y simplemente viene a confirmar lo que un servidor sospechaba desde hace tiempo:  que esto no es, en realidad,  un  país,  sino una  burda imitación  donde nada es lo que pretende ser. Empezando por los políticos…     

Armas al pecho. Para que tenga usted una idea, amigo lector, de la cantidad de armas de fuego en manos de la población civil, y también para que sepa porqué son tan frecuentes las balaceras, con el consecuente saldo trágico, en los centros de diversión de este país. Una nota enviada ayer a los periódicos por el Ministerio de Interior y Policía informa  que el pasado fin de semana sancionó a quince negocios de Hato Mayor, El Seibo y dos municipios de San Pedro de Macorís, donde incautó a los parroquianos ¡25 armas de fuego! de distintos calibres.

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