QUÉ SE DICE

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Armas de fuego y violencia.- Durante su participación, esta semana, en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, el doctor Franklyn Almeyda y los funcionarios de la Secretaría de Interior y Policía que lo acompañaron resaltaron los esfuerzos que realiza esa cartera por mejorar los controles sobre las armas de fuego que portan de manera legal los ciudadanos, así como de las que ingresan al  país por los canales ordinarios, pero al hacerlo dejaron caer un dato sumamente revelador del impacto que ha tenido en la sociedad dominicana su proliferación  en manos de la población civil, exactamente 194, 174 según estadísdicas que mantienen al día  las autoridades.

Lo que  dijo  el doctor Almeyda y compartes en ese encuentro fue lo siguiente: durante el 2007, en el 67% de los hechos de violencia registrados en el país participaron ciudadanos que portaban sus armas legalmente, en tanto el restante 38% fue obra de los delincuentes. ¿Qué quiere esto decir? Que el padre Luis Rosario, y todos los que junto al sacerdote y la Pastoral Juvenil abogan por el desarme total de la población como solución al grave poblema de violencia que padece la sociedad  dominicana  tienen ahora nuevas y poderosas  razones  para insistir en su propuesta.

Cualquier discusión por un accidente de tránsito o una mala jugada  de dominó, como acaba de ocurrir hace tan solo unos cuantos días, degenera en una tragedia irreparable a causa, precisamente, de que en este país cualquiera anda con un arma de fuego encima, y lo  peor es que  está dispuesto a utilizarla por cualquier quítame esta paja. Se aplaude y reconoce, en todo lo que valen, los esfuerzos que despliegan las autoridades por mejorar los controles sobre todas esas armas y quienes las portan, pero es evidente que estamos frente a un problema que no es posible, por sus dramáticas implicaciones, seguir ignorando.

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