Qué se dice

Qué se dice

Catarsis.- Nada arriesgo si me atrevo a vaticinar desde aquí  que la publicación de los cables de WikiLeaks dedicados a la República Dominicana, cedidos gratuitamente al Grupo SIN para su divulgación, mantendrá en ascuas por un buen tiempo a  funcionarios y ex funcionarios, políticos, empresarios, banqueros, jueces, legisladores  y, en sentido general, a las figuras relevantes de la vida nacional, pues lo cierto es que nadie está a salvo de las revelaciones que surjan de los poco mas de 2,000 documentos confidenciales del Departamento de Estado de los E.E.U.U en manos del grupo dominicano, que los irá dando a conocer   por entregas, poco a poco y gota a gota, para  mortificación de todo aquel que en este país, donde sabido es que el que no corre vuela, tenga hechas y, por lo tanto, razones para tener sospechas. Los desmentidos a la primera entrega, de parte de los aludidos, no se hicieron esperar, nada mas y nada menos que el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, el doctor Jorge Subero Isa, su  Vicepresidente, el doctor Rafael Luciano Pichardo, y el doctor Marino Vinicio Castillo, presidente de la Comisión Nacional de Etica y Combate a la Corrupción, pero el daño a sus reputaciones ya está hecho. Sin embargo, no hay porqué ponerse demasiado dramáticos, pues tal vez sea conveniente, y hasta justo y necesario, que esta aletargada y anestesiada sociedad  sufra de cuando en cuando un sacudión,  una especie de catarsis, como llamó Artistóteles al efecto de purificación producido en los espectadores por una representación dramática, que nos haga abandonar la pasividad. Y como nada purifica mas que la verdad, agradezcámosle a WikiLeaks y a su creador la oportunidad de conocer el verdadero rostro del Poder en República Dominicana y, sobre todo, hasta dónde están dispuestos a llegar los poderosos (funcionarios, políticos, legisladores, jueces,  banqueros,  empresarios, etc) en su afán  por  acrecentar  fortunas y privilegios.

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