Desgaste prematuro- Una de las razones que más contribuye a proyectar a la presente administración como un gobierno viejo, gastado y repetitivo a pesar de que apenas tiene un año y algunos meses, lo es el hecho de que se han producido muy pocos cambios en su line up; son las mismas caras y los mismos discursos que vemos y escuchamos desde hace cinco largos años, y también la misma ineficiencia, pues hay gente que a pesar de que no ha dado pie con bola en los asuntos puestos bajo su responsabilidad sigue en su puesto tan campante. ¿Por qué se ha resistido el presidente Fernández, no obstante los consejos recibidos, a producir cambios importantes en su equipo de colaboradores, desperdiciando así la oportunidad de relanzar su gobierno con un buen lavado de cara?
La explicación habría tal vez que buscarla en la naturaleza de las relaciones partido-gobierno, en el hecho de que los miembros del principal organismo de dirección del PLD ocupan también posiciones en la administración pública, o en la inexplicable tolerancia del Príncipe hacia los errores y hasta inconductas de sus compañeros, aunque en muchos casos afecten la imagen o el buen desempeño de su gobierno.
¿Por qué llevar a tales extremos esa tolerancia si el peso de su liderazgo, como quedó demostrado a raíz del polémico pacto firmado con Miguel Vargas, le permite sacrificar algunas cabezas de su rebaño sin poner en riesgo las relaciones PLD-Gobierno? Sea cual sea la respuesta, lo cierto es que no existen evidencias de que el mandatario vaya a cambiar su comportamiento ni su equipo de gobierno, junto al cual parece estar dispuesto a luchar –como decían los revolucionarios de antes– hasta la victoria o la muerte. Y quien por su gusto muere…