Desconfianza.- Algunos dirán que es parte de la campaña electoral, sobre todo en este tramo final y decisivo, y más aun si las cosas lucen –a pesar de las encuestas– tan parejas. Otros afirmarán que los peledeístas se están poniendo alante, pues los que realmente están en capacidad de hacer trampas son ellos.
Un comisión del PLD, encabezada por Reinaldo Pared Pérez, Presidente del Senado y secretario general peledeísta, visitó hace unos días la Junta Central Electoral para pedirle al organismo que refuerce la seguridad en torno al Centro de Cómputos debido a que el candidato del PRD, Hipólito Mejía, cuenta con los servicios de un experto informático experto también en fraudes electorales. ¡Otra vez el fantasma del fraude haciendo su habitual ronda por nuestros procesos electorales!
Los perredeístas, de su parte, también tienen sus reservas y sus quejas, en este caso contra el propio organismo electoral, al que acaba de reclamar que envíe a las organizaciones políticas los resultados de las elecciones del 20 de mayo sin manipulación electrónica. Ese ambiente de desconfianza entre los principales actores del torneo electoral, obviamente, no presagia nada bueno, y si a eso usted le agrega la violencia que se ha hecho presente los últimos días con las agresiones a pedradas y botellazos a las caravanas de los principales partidos la cosa es para preocuparse, y mucho.
Por eso es tan importante el papel que habrá de desempeñar el árbitro, léase la Junta Central Electoral, en esta etapa crucial del juego democrático, ya que carga con la mayor cuota de responsabilidad ¿Está la JCE a la altura del compromiso que tiene por delante? El 78,2% de los ciudadanos, según la encuesta Gallup-Hoy, la considera transparente e imparcial, una muestra de confianza que es, en estos momentos, su principal activo, pero da la impresión de que todavía no ha convencido a los partidos de su capacidad de garantizar un final feliz, sin traumas ni sobresaltos, para la llamada fiesta de la democracia.