¿Quién miente?. Fiel a su estilo y temperamento, el ingeniero Miguel Vargas Maldonado ha sugerido al Senado de la República que interpele a los miembros de la Junta Central Electoral (JCE) envueltos en una polémica pública que ya empieza a generar preocupación, y destituya  a quien determine que miente sobre la situación de los 22,673 ciudadanos de ascendencia haitiana que reclaman documentos de identidad.

Imagine tan solo por un momento, amable lector, que el Senado acoge la sugerencia del presidente del PRD e inicia un investigación seria e imparcial, escuchando a todas las campanas, y determina que quien está mintiendo  –como tantos sospechamos–  es el presidente de la JCE, el doctor Roberto Rosario Márquez. ¿Va a destituir el Senado al “hombre del PLD” en el organismo responsable de la organización de las próximas elecciones? Desde luego, usted y yo sabemos, amable lector,  que esas cosas no pasan en una democracia que, como la dominicana, ha sido  secuestrada por una clase política cada vez más inconsecuente con los principios y prácticas democráticas.

 Hombre de palabra. Fuera de discusión está que la renegociación del contrato de explotación del oro de Pueblo Viejo, Cotuí,  con la Barrick Gold, constituye una sonora victoria política para el presidente Danilo Medina, cuyos índices de popularidad  deben andar en estos momentos por la estratosfera. Pero hay que decir, también, que el mandatario ha cumplido su palabra de  corregir lo mal hecho con la renegociación del “leonelino” contrato con la minera canadiense.

Una pregunta pendeja. ¿Por qué será que  los políticos en el gobierno, es decir cuando se convierten en infalibles funcionarios  públicos al servicio de los “mejores intereses del pueblo”, consideran toda crítica o cuestionamiento  a su gestión como  politiquería?