QUÉ SE DICE

QUÉ SE DICE

CLAUDIO ACOSTA
c.acosta@hoy.com.do
Jueces que dan pena.-  Forzados por la existencia de una ley que no admite resquicios ni interpretaciones, pero más que nada presionados por una  opinión pública que se alzó, como  una sola voz, a exigir  que se diera cabal cumplimiento a un mandato de la justicia, los jueces  de la ejecución de la pena de la provincia de Santo Domingo y el Distrito Nacional tomaron  la decisión que durante tanto tiempo -casi tres semanas-  venían barajando: dictar orden de arresto y conducencia contra seis de los condenados por la estafa contra el Estado a través del Plan  Renove.

Fue mucho lo que se especuló, en medio de esa larga espera, sobre los motivos y razones de tanto  mamoneo que hasta se llegó a decir que detrás de la inexplicable demora se encontraba la mano larga y poderosa de funcionarios del gobierno interesados en echarle agua al vino para no alborotar el avispero de los transportistas en medio de una campaña electoral, pero al fin y al cabo solo esos jueces, y su íntima convicción, saben a ciencia cierta por lo que tuvieron que pasar o las presiones que tuvieron que recibir. Es una lástima, sin embargo, que en todo ese tiempo a nadie se le ocurriera hacerle a esos magistrados una pregunta clave, como la  que popularizara  el cronista deportivo Santana Martínez, y que en tiempos de pelota es  casi un grito de guerra entre los fanáticos cibaeños:“¿tienen mieo?”.

El informe.-  Como era previsible, el informe del  Departamento de Estado norteamericano sobre la situación de los  derechos humanos en República Dominicana ha sido recibido con unánime rechazo, unos descalificando moralmente a Estados Unidos para hacer esa clase de recriminaciones después de lo que sus tropas han hecho en Irak y Guantánamo, otros cuestionando su derecho  a erigirse en gendarmes del mundo.  Llama la atención, sin embargo, que ninguno de los que ha salido al ruedo a rechazar ese informe se ha preocupado por desmentir las imputaciones  que allí se nos hacen, algunas de ellas, como en el caso de las ejecuciones extrajudiciales, documentadas con cifras,  como también llama la atención la risible explicación de uno de los respondones, quien lo leyó tan “por encimita” que lo atribuyó al resentimiento que despertó en los americanos el exitoso desenlace de la Cumbre de Río. ¡Oigan la bulla!

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