Qué se dice

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El dilema reformista.- Primarias de dirigentes o asamblea de delegados. He ahí el gran dilema al que hoy se enfrenta el Partido Reformista Social Cristiano, emplazado por la dinámica de sus fuerzas internas a elegir  camino propio para poder recuperar  vitalidad política, su perdida capacidad de hacer empatía con el electorado, o seguir languideciendo en el descrédito tras haberse convertido, con la muerte del  doctor Joaquín Balaguer Ricardo, en una entelequia al servicio de los mudables intereses de una dirigencia  demasiado apegada  al poder y sus dulces mieles.

El pasado  jueves se reunieron cuatro precandidatos para reclamar, todos a una, que sea a través de unas primarias de dirigentes, no de una asamblea de delegados, que se escoja al que será el candidato presidencial de la organización para las elecciones del próximo año, avivando una sorda pugna que los mantiene enfrentados con los que del otro lado dicen estar convencidos de que unas elecciones internas serían “funestas”, pues siempre  terminan  en   nuevos desprendimientos y divisiones. ¿Pero es aceptable que un partido político que funciona dentro de las reglas de la democracia, que se beneficia de ellas  a través de los recursos que recibe de la JCE, alegue que no puede practicar la democracia interna para elegir a sus autoridades o a sus candidatos a puestos electivos porque eso lo  destruiría? Es evidente que no, que ese argumento no sirve ni como pretexto ni como chantaje, y eso es algo que no deben olvidar ni por un segundo  los miembros de la  Comisión Ejecutiva que hoy se  reúnen para definir la forma de escogencia del candidato presidencial reformista.

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