Obscenidades políticas. Tiene razón   Marino Collante, presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, cuando afirma que el caso de la minera Barrick Gold debe servir de experiencia a  los líderes de los partidos políticos para que no vuelvan a presionar a sus legisladores para que aprueben proyectos al vapor. Pero esa experiencia no solo deben asimilarla el expresidente Leonel Fernández, Miguel Vargas Maldonado, Hipólito Mejía y Carlos Morales Troncoso, a los que el legislador citó por sus nombres y apellidos como responsables de esas presiones, que según explicó  consistían en amenazar con dejar fuera de la boleta a los legisladores  que no dieran su aquiescencia al vil contrato, sino también la sociedad que contempla, como la cosa mas natural del mundo, las obscenidades de sus políticos. Es ese comportamiento,  esa falta de pudor a la hora de actuar conforme a sus apetencias, lo que hace tan pertinente  la pregunta, y tan previsible la respuesta. ¿A quién representan senadores y diputados, a los votantes que los eligieron o a los partidos que los nominaron?   

Se guayó. Parece que no prosperará la propuesta del exsenador José Tomás Pérez de llevar al Panteón Nacional los restos del profesor Juan Bosch, no obstante las buenas intenciones que hay que suponerle al proponente. La familia del fundador del PLD se  queja de que se hagan esas propuestas sin consultarlos, y recuerda que  Bosch no solo expresó en vida su deseo de ser enterrado en su natal La Vega,  sino también su rechazo a ser llevado al Panteón Nacional. “Tomar una decisión como esa sin consultarnos, y sin saber lo que abuelo quería y deseaba es injusto para los familiares”. Son palabras de Patricia Bosch, quien dijo hablar a nombre de la familia, a un programa radial, y si no son un boche se le  parecen tanto que la prudencia aconseja que el proponente retire de inmediato la propuesta y de por cerrado el caso.