Qué se dice

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Cárceles insanas
El secretario de Salud Pública, el doctor Bautista Rojas Gómez, tendrá que poner atención al trabajo que realizan —o que no realizan— los médicos de esa cartera asignados a las distintas cárceles del país, pues a juicio del coordinador de la Pastoral Penitenciaria, Fray Arístides Jiménez Richardson, no están cumpliendo con sus responsabilidades. Eso ocurre a pesar de los altos índices de VIH-SIDA y otras enfermedades contagiosas entre la población carcelaria, una realidad que en lugar de dejadez y abandono lo que amerita es, según el sacerdote, una labor permanente, las 24 horas del día, sobre todo en el caso de La Victoria. Es de esperar que el doctor Bautista Rojas, quien ha puesto gran empeño –justo es reconocerlo– en abastecer de medicinas los hospitales y en mejorar la calidad de la atención que en ellos se ofrece, eche una miradita a lo que ocurre en las cárceles del país, empezando por someter a la disciplina a esos médicos.

Hacer las cosas bien

Con la repatriación, durante el pasado fin de semana, de al menos 500 ciudadanos haitianos recogidos en las calles de Santiago, las autoridades de Migración dominicanas han dado la mejor demostración de que esos operativos pueden hacerse como Dios manda, observando lo que dice la ley y respetando el derecho de esos inmigrantes a no ser vejados ni maltratados por el hecho de no tener sus papeles en regla o simplemente no tenerlos. En esta ocasión, según reseña un cable de la agencia española EFE, las autoridades tuvieron el cuidado de invitar a activistas de los derechos humanos a que participaran en el operativo, pero además se permitió a los ilegales recoger sus pertenencias e informar a sus familiares de su situación. No se maltrató a nadie y sí se cumplió con un derecho soberano, al que parecíamos haber renunciado por temor al qué dirán de los organismos internacionales. ¿Verdad que no es tan difícil hacer las cosas bien?

Peligro en la carretera

El problema de los robos de camiones cargados de mercancías en las principales carreteras del país hace rato que pasó de castaño a oscuro, como suele decirse, como lo demuestra el hecho de que entre las empresas afectadas —se habla, de manera extraoficial, de más de veinte— figuran algunas de las más importantes y representativas como es el caso de la Cervecería Nacional Dominicana, La Famosa y Mercasid, así como algunas comercializadoras, sobre todo de huevos, arroz y otros comestibles. Se ha dicho que los asaltantes se visten de militares o policías para cometer sus tropelías, por lo que resulta difícil a los conductores determinar, hasta que no es demasiado tarde, que no se trata de un chequeo o una redada sino de un asalto a mano armada. Lo peor del caso es que las autoridades policiales, al tanto de la situación, no están en capacidad de dar adecuada respuesta a ese problema por carecer de personal y recursos suficientes, lo que ha obligado a muchas empresas a contratar personal de vigilancia adicional para proteger sus cargas, incrementado sus costos y creando un precedente que podría convertirse en práctica generalizada. El «precio» de esa seguridad, querido contribuyente, saldrá finalmente de sus bolsillos, por si todavía no ha caído en la cuenta.

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