Tiempo de zafra.- Salta a la vista que el gobierno espera que su Plan Nacional de Asfaltado, en el que tiene programado invertir, según el Secretario de Obras Públicas Víctor Díaz Rúa, 10,800 millones de pesos, pueda de alguna manera calmar los soliviantados ánimos de algunas comunidades que han retomado el conocido camino de las protestas callejeras para reclamar atención a sus problemas, en su mayoría relacionados con la exigencia de servicios tan básicos como agua potable, energía eléctrica y el arreglo de calles y caminos, pero tiene que darse prisa y poner de inmediato en marcha esos trabajos, pues la gente en esas comunidades hace rato que se cansó de escuchar promesas que nunca se materializan. Pero existe una razón mucho más poderosa para ponerse manos a la obra cuanto antes: las elecciones congresionales y municipales a celebrarse en mayo del año próximo, lo que hace más urgente e imperiosa la necesidad no solo de apaciguar esos ánimos revueltos sino de conseguir unos cuantos votos a cambio del favor. El plan es muy ambicioso, lo que explica que en la rueda de prensa donde se anunció con bombos y platillos estuvieran presentes el Secretario de Interior y Policía, Franklyn Almeyda, el síndico de La Romana y presidente la Federación Dominicana de Municipios, José Reyes, y con el se espera repavimentar unas dos mil calles y avenidas en 150 municipios y 229 distritos municipales. Llámelo, si usted quiere, clientelismo, rentismo, manipulación grosera de las miserias y necesidades de todas esas comunidades por parte de nuestra envilecida clase política, pero como nada en la vida es totalmente malo ni totalmente bueno, justo es reconocer que si no fuera por la zafra electoral que se celebra cada dos años, cuando los gobiernos recuperan de repente la memoria respecto a sus deberes y responsabilidades para con sus gobernados, las debilidades e insuficiencias de nuestra democracia serían simple y sencillamente insoportables.