QUÉ SE DICE

QUÉ SE DICE

CLAUDIO ACOSTA
c.acosta@hoy.com.do
La hora del Vice.-  Conocido ya el nombre del compañero de boleta del candidato presidencial del PRSC, el síndico de Santiago José Enrique Sued,  la atención  se concentra ahora en lo que ocurrirá en el PLD y el PRD de aquí al 17 de marzo,  por lo que son muchos los nombres y posibles combinaciones que se barajan, como variadas y diversas son las razones que se esgrimen para decir que este, aquél o el de más allá serán  los elegidos.

El autor de esta columna no quiere ser ajeno a ese juego de aproximaciones y  especulaciones, por lo que se atreve a plantear que así como la debilidad mostrada por el PRSC en las más recientes encuestas obligó a su candidato Amable Aristy Castro a escoger un  candidato con  probada fuerza y  popularidad en Santiago, lo mismo puede decirse, pero en sentido contrario, del presidente Fernández, cuya cómoda posición en esas mismas encuestas le permiten elegir al compañero que más convenga a sus intereses, que en este caso lo es aquel que ni sume ni reste votos, que sea discreto y confiable, leal  e inmune a las tentaciones sucesorales,  perfil en el que encaja  el actual Vicepresidente, el doctor Rafael Alburquerque. Menos fácil lo tiene el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, pues si bien es cierto que figuras como doña Milagros Ortiz Bosch y Peggy Cabral aportan experiencia y aglutinan importantes fuerzas internas, el estancamiento que muestra su candidatura indica  que sus necesidades de votos rebasan las fronteras del PRD, lo  que obliga a sus estrategas a mirar más allá de los horizontes partidarios,  hacia los llamados extra partido o independientes, aunque en el fondo estos no sean ni lo uno ni lo otro. Eso saca del globo a gente como Alfredo Pacheco, pero también al hijo del ex presidente Hipólito Mejía, pues si bien ha sido un error excluir de la campaña  los tradicionales símbolos del PRD y algunas de sus figuras más emblemáticas,  todo lo que huele al anterior gobierno sigue generando gran rechazo entre la población. Hay quien piensa, empero, que a estas alturas es  poco lo que puede aportar, en términos de votos, ese compañero de boleta, venga de donde venga, para mejorar su posicionamiento en las preferencias del electorado, pero eso iniciaría una discusión para la que no queda tiempo ni espacio.

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