QUÉ SE DICE

QUÉ SE DICE

CLAUDIO ACOSTA
c.acosta@hoy.com.do
Por sus hechos lo recordareis.- El nombre del presidente Leonel Fernández fue citado varias veces durante el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, que esta semana reunió a politólogos, sociólogos, académicos y representantes de la sociedad civil, a la hora de estos ofrecer su visión valorativa de la campaña electoral, los candidatos en liza, las fortalezas y debilidades de nuestra democracia y, sobre todo, al momento de tocar el  tema del omnipresente clientelismo y los matices que este adquiere cuando está asociado al uso indiscriminado de los recursos del Estado para apuntalar una candidatura, en este caso la de un mandatario que aspira a reelegirse.

El nombre del presidente Fernández también aparece, de manera relevante, en  el primer informe de observación electoral preparado por Participación Ciudadana, en el que la organización cívica mostró su alarma por la desmesurada inversión del gobierno en  publicidad electoral, pero como bien acaba de señalar Carlos Piantini, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (ANJE), se trata de algo tan evidente que no   hace falta mucho esfuerzo  para constatarlo, de lo que puede dar fe  el obispo auxiliar de Santo Domingo, Amancio Escapa,  quien ayer mismo se quejó del excesivo gasto del gobierno en propaganda electoral y de lo injusta que esa inversión resulta cuando los pobres mueren de hambre y necesidad. ¿Cómo no ver lo que está por todas partes, llenándonos los ojos y los oídos desde que encendemos el televisor o prendemos la radio, recordándonos  que estamos en la ruta del progreso y que es pa´lante que vamos? Ese  abuso tan notorio  de los recursos del Estado en favor de uno de los candidatos ha marcado la tónica, le ha puesto el sello distintivo al   proceso electoral, y así debe dejarse consignado cuando se escriba su historia. Una historia en la que el presidente Fernández aparecerá, inevitablemente, como referente y principal beneficiario de ese abuso, sobre todo si, tal y como prevén las  encuestas, termina ganando las elecciones y permanece sentado cuatro años mas en la codiciada silla de alfileres.

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