Danilo intranquilo.- Sin ánimo de lastimar susceptibilidades dentro o fuera del PLD, se me antoja afirmar desde aquí, a riesgo de ser mal interpretado, que Danilo Medina es un político atípico. O lo que tal vez sea atípico es su forma de hacer política, que para el caso viene siendo lo mismo. Demasiado discreto, demasiado callado, demasiado sumergido en un anodino bajo perfil para un hombre que dice aspirar a la Presidencia de República en esta bullanguera democracia de disco-lights y dame lo mío. ¿Efecto todavía de la resaca que dejó en su ánimo la derrota a manos del presidente Fernández y el aplastante peso de los recursos del Estado? ¿Temor a que si saca la cabeza y airea sus aspiraciones precipite no solo una división partidaria sino también la pérdida del poder? ¿O finalmente se convenció de que aspirar mientras el Príncipe tenga alguna posibilidad de reelegirse, así sea tan remota como la modificación de la recién estrenada Constitución, no vale la pena echar el pleito? Quienes vivimos de este oficio hace tiempo que estamos haciéndonos esas y muchas otras preguntas, sorprendidos de que no se haya tirado a la calle del medio, donde realmente se pelean y se ganan las candidaturas, para tomar posesión de su bien ganado espacio político. Medina anunció ayer desde La Vega que buscará la candidatura presidencial y que lo hará sin prisa y sin atropellar los métodos de la organización, pero conocidos los resultados de la encuesta Gallup-Hoy sobre las preferencias en el PLD, que encabeza la primera dama Margarita Cedeño de Fernández y lo colocan en un tercer lugar detrás de Leonel, cualquiera pensaría que ya le cogió lo tarde. Desde luego, se puede argumentar que esos resultados son un engañoso espejismo producto de los ingentes recursos que maneja el Despacho y la sobre exposición de doña Margarita en los medios, para nada gratuita, pero ni siquiera un hombre tan tranquilo como Danilo puede darse el lujo de ignorar el peligro que representa el río cuando suena tanto.