Caso resuelto
A juicio del jefe de la Policía Nacional, el mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, la ejecución de siete ciudadanos colombianos en Baní, en lo que ya se conoce como la Matanza de Paya, puede considerarse como un caso resuelto luego de la presentación a la opinión pública de un informe en el que acusa a un grupo de oficiales de la Marina de Guerra de planificar la matanza con el propósito de apropiarse de 1,200 kilos de cocaína y una cantidad de dinero todavía no especificada producto de una transacción de narcotráfico en la que estaban directa y profundamente involucrados.
El jefe policial afirma que, a pesar de las críticas recibidas a todo lo largo de las indagatorias realizadas por la comisión de oficiales a la que se encomendó el caso, la institución ha demostrado capacidad investigativa y, sobre todo, que está preparada para aceptar los desafíos del narcotráfico y el crimen organizado. Y asegura que, gracias a las pesquisas realizadas, ya se sabe cómo ocurrieron los hechos, los detalles de su planificación, pero también cómo se llevó a cabo la ejecución de los colombianos y quiénes fueron sus autores y ejecutores.
Un trabajo, ciertamente, encomiable y que confirma una vez mas que cuando la Policía quiere, o es presionada lo suficiente, resuelve aún aquellos casos considerados difíciles, pero que para ser perfecto y completamente satisfactorio –con perdón del jefe policial y su comprensible entusiasmo– solo le falta un pequeño detalle: determinar dónde están la cocaína y el dinero en efectivo que motivaron el tumbe perpetrado por la sangrienta banda de narcotraficantes (según el Vicealmirante César Ventura Bayonet, jefe de la Marina de Guerra, el grupo también dirigía una red de tráfico de indocumentados hacia Puerto Rico) que operaba desde las entrañas mismas de nuestra Marina de Guerra.