Curados de espanto.- Y la montaña parió un ratón… ¿Conocerá esa expresión la joven fiscal de Santiago, Yeni Berenice Reynoso, quien ayer adelantó que el país se impactará cuando conozca los nombres de las personas involucradas en al atentado a tiros del abogado y comunicador Jordi Veras? A partir de experiencias recientes cada vez que escuchamos esa clase de expresiones en labios de alguna autoridad nos preparamos para el eventual papelazo, y todo por hablar mas de lo necesario o por el afán inexplicable de crear expectativas en la opinión pública que luego no serán capaces de satisfacer.
No es mi intención poner en duda aquí si la Fiscal de Santiago, quien dice que hasta ahora no hay detenidos por al atentado a Veras pero que las investigaciones marchan sin pausas pero sin prisa, está realmente sobre las pistas de los autores del cobarde atentado, pero esa clase de anuncios siempre constituyen un gran riesgo en una sociedad que por haber sido testigo de tantas cosas perdió hace tiempo su capacidad para asombrarse o espantarse.
Dilema mortal.- ¿Me paro o no me paro? He ahí el terrible dilema al que se enfrentan los ciudadanos cada vez que, a una hora intempestiva y en el lugar menos esperado, se tropieza con una patrulla policial realizando uno de sus famosos operativos. ¿Serán policías o asaltantes al acecho de algún incauto? El general Nelson Rosario, vocero de la institución del orden, recomienda a la ciudadanía atender el llamado de la autoridad para evitar inconvenientes como la muerte reciente de un anciano de 81 años a manos de la patrulla que le ordenó a su hijo detener la camioneta que conducía, pero es tanta la desconfianza que inspiran esos operativos que cualquiera lo piensa dos veces antes de atender el llamado de la autoridad, mientras se hace, una y otra vez, la angustiante pregunta de cuya respuesta puede depender su vida: ¿me paro o no me paro?