Excusas- Desde que se inventaron las excusas –dice una vieja y conocida expresión popular– nadie queda mal, mucho menos si quien se excusa es tan buen conceptualizador. Circunstancias imprevistas, tanto internas como externas, al decir del presidente Leonel Fernández, han impedido el cumplimiento de algunas de las metas de los Objetivos del Milenio, citando entre esas circunstancias la crisis financiera interna heredada del 2003 y las alzas en los precios del petróleo y los alimentos.
En un escenario como el de la 65a. Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas un hombre con las tablas del mandatario se despachó a su gusto, y lógico es que así sea, pues fue quien escribió el guión y tiene derecho a contar la historia como más le acomode. ¿Por qué tendría que ir a decir allí que la lucha por alcanzar los Objetivos del Milenio se ha visto trabada por que su gobierno decidió invertir cerca de 900 millones de dólares en la primera línea del Metro, y que una vez concluida le dio p´lante a la segunda sin saber de dónde saldrán los recursos para terminarla? ¿Por qué usar ese foro para plantear, con las cifras de que dispone la Dirección de Persecución de la Corrupción Administrativa en las manos, el obstáculo que representa para alcanzar esas metas la rampante corrupción que desangra las finanzas públicas y empobrece aún mas a nuestras grandes mayorías?
¿Por qué auto incriminarse reconociendo que nunca le ha dado la gana de cumplir la ley que especializa el 4% del PIB para ser invertido en educación? No tengo la menor duda de que el presidente Fernández logró convencer a los participantes de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que solo lo conocen de la boca para fuera, de que ciertamente circunstancias imprevistas impidieron a la República Dominicana honrar el compromiso contraído, por lo que solo me resta desearle desde aquí que tenga buen viaje y que disfrute del resto del paseo.