Qué se dice

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Lavandería con vista al mar- Los operativos de incautación de los bienes adquiridos por los  hermanos Benítez,  a los que se acusa de perpetrar un fraude en perjuicio del Medicare norteamericano superior a los 100 millones de dólares, que hasta ahora incluyen helicópteros, automóviles de lujo, moteles, un parque acuático, 40 naves marítimas y 12 apartamentos –valorados en un millón de dólares cada uno– ubicados en el Malecón Center, entre muchos otros, constituyen  la operación de lavado de mayor envergadura registrado hasta ahora en el país, pero también promete ser el de mayores implicaciones, pues según  autoridades  vinculadas a las investigaciones, en las que participan  miembros del Buró Federal de Investigaciones de los Estados Unidos (FBI), hay varios empresarios dominicanos, entre los que figuran propietarios de firmas de abogados, compañías de seguridad y de ingenieros, involucrados en esas actividades, por lo que  será cuestión de días para que sepamos si estos son sometidos a los tribunales  del país o enviados a los Estados Unidos. “Los tenemos contactados y localizados, lo único que estamos esperando es  tener el momento adecuado para ver qué decisión vamos a tomar en términos judiciales”, se ha escuchado decir al procurador adjunto Germán Miranda Villalona, encargado de la Unidad Antilavado de Activos de la Procuraduría General de la República, pronunciamiento que de seguro habrá puesto algunas barbas en remojo sino es que los propietarios de esas barbas no han puesto ya, como suele decirse, los pies en polvorosa. Pero sea cual sea el desenlace del proceso que se sigue a los hermanos de origen cubano, que se calcula lograron adquirir bienes   aquí por alrededor de 300 mil millones de pesos, una cosa  quedó bien clara: República Dominicana no solo es un paraíso tropical de eterno sol y hermosas playas sino también para el lavado de dinero.

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