Qué se dice

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El Príncipe y el general.-  ¿Grupos dentro de la Policía matando ciudadanos para hacer saltar del cargo, el próximo 16 de agosto, al jefe de la Policía? Tanto el doctor Marino Vinicio Castillo,  asesor en materia de drogas del Presidente de la República, como el senador por la provincia Peravia Wilton Guerrero albergan la misma sospecha: que las recientes muertes  provocadas por los inexcusables excesos de sus agentes pueden ser obra de sectores, dentro de la propia Policía, interesados en hacer fracasar al mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín.

No sería la primera vez que algo así  ocurre,  lo que explica que haya tanta gente dispuesta a considerar  esa posibilidad, que en estos momentos también representa –hay que decirlo– un valioso y oportuno pie de amigo para una jefatura bajo el fuego cruzado de las críticas. Personalmente creo que Guzmán Fermín ha hecho lo suficiente, sin necesitar la ayuda de nadie ni dentro ni fuera de la institución  del orden, para ser relevado del cargo, pero igualmente convencido estoy de que eso no ocurrirá por ahora  , pues ese parece ser el  tipo de jefe de policía con el que el presidente Leonel Fernández se siente a gusto (acuérdense de Candelier),   aunque  eso implique entrar en contradicción  con la naturaleza democrática del gobierno que preside y los avances alcanzados en estos años de democracia  conquistada a tropezones, como atinadamente nos  acaba de recordar el secretario de la Presidencia, el doctor César Pina Toribio. 

Porqué razón  el Príncipe prefiere encomendar la responsabilidad del orden público de su gobierno a un oficial que por sus métodos haría ruborizar al Joaquín Balaguer de los cruentos doce años es un enigma político-siquiátrico cuya solución requiere de más  espacio y tiempo del que aquí dispongo, pero ni soy el primero que lo nota ni seré el último en mostrar  preocupación por las implicaciones de ese hecho singular en el futuro de la democracia dominicana.

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