Poder municipal
El desigual enfrentamiento entre las autoridades del ayuntamiento de Puerto Plata y la Oficina Fiscalizadora de Obras del Estado por la reconstrucción del Malecón puede arrojar varias lecturas, pero por ahora con una es suficiente: el poco peso específico que todavía tiene el poder municipal, en franca desventaja ante un avasallante Poder Ejecutivo en capacidad de imponer sus decisiones por encima de la cabeza de autoridades y munícipes, simplemente porque se trata de una decisión emanada del Presidente de la República. Nada ha valido a la Sala Capitular, en esas adversas circunstancias, exigir que se cumpla la resolución que dispuso detener los trabajos iniciados sin su autorización ante el empuje de un gobierno que, como es pa´lante que va, ni pregunta ni pide permiso.

¿Defensa propia?

«Personas no identificadas -así empieza la escueta crónica periodística fechada en Santiago- mataron de varios balazos a un supuesto delincuente en la sección Jacagua». Un comunicado de la Policía Nacional citado por la misma crónica señala que el cadáver de Ricardo Reynoso Ramírez, de 27 años, fue encontrado con varias heridas de bala en el pecho y en la cara por vecinos de Jacagua, que solo contaron a la Policía que el joven muerto, junto a otro hombre que le acompañaba en una motocicleta, intentó atracar a un vecino de la comunidad, perdiendo la vida en el intento. ¿Lo mató alguien «en defensa propia» y ahora todos callan para protegerse de una muerte que, hasta cierto punto, entienden legítima? La policía de Santiago, que ha prometido investigar lo sucedido, tiene la última palabra, pero es muy probable que la cosa no pase de ahí, como ha ocurrido en otras ocasiones en las que la población ha decidido, frente a una delincuencia feroz y desalmada, hacer justicia con sus propias manos.

De antología

La respuesta dada por el síndico de Santo Domingo Oeste, Francisco Peña, a las críticas sobre el poco parecido con el doctor José Francisco Peña Gómez que tiene el busto con el que pretendió honrar la memoria del extinto del líder perredeísta es de antología. Dice Francisco Peña, con toda la candidez (o como usted quiera llamarle) del mundo, que lo que sucede es que el busto muestra la imagen de un Peña Gómez más obeso, producto de un quebranto de salud, y que se trata del mismo que una vez se colocó en la cabecera del puente Francisco del Rosario Sánchez pero que hubo que retirar ante las protestas de familiares y seguidores. La incriminatoria explicación parece digna del mismo hombre que a principios de su gestión se mostró sorprendido ante los cuestionamientos a la gran cantidad de familiares suyos y de su mujer que trabajaban en ese cabildo, y el mismo, también, que en el árbol navideño recién inaugurado por su ayuntamiento en la avenida Luperón tuvo la ocurrencia (para no decir otra cosa que, de todas maneras, todo el mundo imagina) de colocar una sonriente foto suya en lugar de la Estrella de Belén que suele coronar ese tradicional símbolo de la Navidad.