Qué se dice

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La torre inteligente
El veterano educador Melanio Paredes, director del Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (INFOTEP), anda por ahí muy orondo, pletórico de entusiasmo, y razones no le faltan: el gobierno se propone construir la «Torre Inteligente de Infotep», como ha sido bautizado el proyecto del nuevo edificio que alojará a la institución, donde además funcionará un Centro Nacional de Apoyo a la Competitividad.

La nueva y moderna edificación, que se levantará en un solar contiguo a la actual sede con una inversión inicial de 200 millones de pesos, permitirá al INFOTEP fortalecer y ampliar los programas formativos que imparte, con lo que también mejorará su aporte a la productividad del país. Se ignora, sin embargo, a cuánto ascenderá la inversión total del edificio, que sería dotado de la más moderna tecnología, como le gusta al presidente Fernández, ni cuándo empezarán los trabajos de construcción, con lo que vuelve a confirmarse que el gobierno le está cogiendo el gustico –y de qué manera– al manejo misterioso y poco transparente de recursos públicos para obras de dudosa prioridad.

¿Y es fácil?

Es muy probable que las autoridades policiales hayan dado, por fin, con la forma de establecer dónde prestan servicio miles de agentes hasta ahora «desaparecidos» pero que siguen cobrando sus salarios de policías, al disponer que en lo adelante los miembros de la institución deberán retirar personalmente sus cheques, luego de demostrar dónde prestan servicio y bajo las órdenes de cuál oficial. Lo lógico sería esperar que por ese camino estén muy pronto disponibles, prestos a tirarse a la calle, los agentes que hacen falta para extender a otros barrios el Plan de Seguridad Democrática, puesto en práctica con gran éxito en Capotillo, así como fortalecer el patrullaje y la vigilancia en otras zonas del país donde la delincuencia ha esparcido su maligna y destructiva semilla. Debería ser así de fácil y sencillo, sobre todo tratándose de una problema que nunca debió ser tal, pero en el País de las Maravillas las cosas no funcionan de esa manera. ¿Verdad que no general?

Posposición

Con los muertos todavía calientes y las heridas abiertas fue muy fácil para el gobierno, impactado por la tragedia en la que murieron horriblemente calcinados 136 reclusos de la cárcel pública de Higüey, prometer la construcción de un nuevo recinto penitenciario. Pero el tiempo ha pasado, al igual que ha descendido la marea de indignación colectiva, por lo que el gobierno parece haber decidido que la construcción de una nueva cárcel para Higüey puede seguir esperando. Los más molestos con la decisión, aparte de los reclusos que todavía se amontonan unos sobre otros en lo que no se quemó de una cárcel construida para 80 reclusos y que hoy aloja a cerca de 500, son los directivos de la Pastoral Penitenciaria, que no piensan quedarse cruzados de brazos ante lo que entienden una tomadura de pelo de parte de las autoridades, que ahora pretenden desentenderse de un compromiso asumido ante el país en medio del dolor colectivo provocado por aquella inmensa tragedia.

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