¿Incontrolables en la PN?- Quiere decir entonces, si damos por ciertas las revelaciones del mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, que en la Policía Nacional existen “fuerzas invisibles”, estructuras corruptas enquistadas en el cuerpo del orden, que se oponen a los “cambios” que lleva a cabo  su jefatura. Y la forma de oponer resistencia  a esos cambios, que han expurgado de sus filas   “desde rasos hasta generales”, es perpetrando hechos de sangre como en los que murieron, a manos de patrullas policiales,  un  estudiante de Derecho de 23 años y un anciano de 81, simplemente porque  no obedecieron una orden de detenerse bajo la sospecha legítima de que podía  tratarse de un asalto.

La afirmación de Guzmán Fermín debe provocar justa alarma, mucho mas porque se produce en medio de un rebrote de la violencia que ha unido las voces de los obispos reclamando atención  urgente a un problema que parece desbordarse, pues cualquiera diría que no hay forma de controlar “esas fuerzas invisibles” en su propósito de hacer fracasar su gestión, aunque en el intento haya que seguir derramando la sangre de inocentes y desprevenidos ciudadanos.

Si el jefe de la Policía ha querido salirse de la pata de los caballos y aliviar así las presiones de la opinión pública ha entrado en un terreno mucho más  peligroso, pues deja el ambiente saturado de interrogantes  ominosos. ¿Quién evitará que esas “fuerzas invisibles” vuelvan a hacer de las suyas? ¿Cómo controlar las acciones de aquellos a los que no podemos ver ni identificar y, por tanto, tampoco sabemos cuándo  ni cómo volverán a sus andadas? Si es verdad que esos incontrolables dentro de la Policía tienen  capacidad para hacer tanto daño, no tengo ningún reparo en proclamarlo: ahora si me dio miedo, general.