Qué se dice

Qué se dice

Agorero.-   El asesor del Poder Ejecutivo en Materia de Drogas, el doctor Marino Vinicio Castillo, parece convencido de que la pesadilla horrenda de la mexicanización es la próxima etapa que viviremos con el problema del narcotráfico, que tanto se atreve ya que puso precio  a la cabeza del fiscal del Distrito Nacional, Alejandro Moscoso Segarra, quien ayer confirmó que se ha descubierto un plan para atentar contra su vida. No hay otra forma de interpretar su reiterada y machacona predicción de que el narco local, golpeado, perseguido y acosado por las autoridades empezará un día de estos a matar personalidades de la vida pública –periodistas, cantantes, funcionarios públicos, abogados— como una forma de intimidar a la sociedad, de doblegar su voluntad a través del miedo, para obligarla a rendirse  antes de echar el pleito. Reputado como un hombre bien informado, los agoreros anuncios del asesor presidencial no pueden ser ignorados, como tampoco puede ignorarse la obligada lectura que merecen sus funestas predicciones: estamos perdiendo, batalla tras batalla, la guerra contra nuestro principal enemigo, y como siempre los primeros en enterarse son los que lo combaten desde la vanguardia.

Qué mal estamos.-  Al principio se creyó, y así se informó a la opinión pública, que dos de las cuatro personas  heridas en una riña en un billar de Cristo Rey el domingo pasado  eran parte del grupo de ocho presos que se fugaron de Najayo la madrugada del  sábado, que recalaron allí para botar el golpe tras el largo y aburrido  encierro. Pero resulta  que no,  que si bien es verdad que eran presos, y que  andaban fugados, por su cuenta y la de Dios, no  salieron de Najayo sino de otra cárcel que las autoridades tratan de establecer. El episodio ilustra de manera elocuente el desorden que impera en algunas de nuestras cárceles, pero también porqué, en materia de seguridad ciudadana, estamos tan mal como estamos.

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