Armas al pecho- ¿A quién se le ocurre prestarle una pistola a un niño de cinco años dizque para que le de un susto (en este caso de muerte) a un amigo? ¿Qué clase de loco hay que ser para matar a balazos a otra persona simplemente porque le tocó la puerta del baño donde se encontraba encerrado? ¿Qué tanto pudo doler el pisotón que provocó una balacera en una discoteca de Haina que dejó un saldo de dos muertos?
¿Cómo es posible que por una deuda de dinero un comerciante mate de seis balazos a su amigo y compadre? ¿Cómo no creer que se le montó el diablo al hombre que asesinó a su esposa, a su hijo e hirió de gravedad a una hijastra a la que dejó embarazada antes de pegarse un tiro en la cabeza?
No es el momento ni el lugar para tratar de desentrañar las razones por las cuales la sociedad dominicana se ha vuelto tan violenta, porqué somos testigos casi a diario de crímenes horrendos cometidos por causas banales, pero sí para insistir en la excesiva proliferación de armas de fuego en manos de la población, un factor determinante para que esa violencia que se expresa y manifiesta con tanta facilidad entre nosotros (basta salir a la calle para comprobarlo) termine con tanta frecuencia en lamentables tragedias. Ayer leí que el Ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul, informó que las autoridades dan los toques finales a un protocolo que permitirá el desarme paulatino de la población. ¿No les resulta familiar ese anuncio?
Cada vez que la violencia nos enseña sus garras ensangrentadas escuchamos declaraciones parecidas, pero desgraciadamente de los anuncios y las expresiones de preocupación no pasan los funcionarios. Y es que hay demasiados peros e intereses que se oponen a una medida de esa naturaleza a pesar de ser tan urgente y necesaria, empezando por la pregunta que siempre surge desde que se menciona el asunto y que hasta ahora nadie ha sido capaz de responder. ¿Y quién va a desarmar a los delincuentes?