Qué se dice

Qué se dice

Prueba de fuego
Ojalá que los ímpetus conque ha llegado a la secretaría de Medio Ambiente  el ex vicepresidente Jaime David Fernández Mirabal le duren lo suficiente para sacar de nuestros ríos, de manera  definitiva y sin apelaciones, las granceras que devoran sus cauces, y que el compromiso que asumió al aceptar al cargo sea lo suficientemente fuerte y auténtico para que pueda resistir las sugerencias y “consejos” de que flexibilice  la decisión, algunos de ellos desde su propio gobierno como ya le ocurrió, con los resultados conocidos, a su antecesor en el cargo.

Ahí tiene Fernández Mirabal,  a quien hay que suponer consciente de que su horizonte político se extiende  más allá de la posición que actualmente desempeña, la oportunidad magnífica de ofrecerle un servicio invaluable a este país y a su futuro, siempre y cuando –valga la aclaración– tenga los pantalones suficientes para resistir las presiones que le caerán encima.

El paladín
Cualquiera que en estos días lea los periódicos podría llegar a la precipitada conclusión de que  el ex presidente Hipólito Mejía se ha  convertido en el defensor de los productores agrícolas en problemas, trátese de los cacaotaleros  a los que, según el ex mandatario, el gobierno les adeuda más de mil millones de pesos, o de los parceleros asentados en el proyecto  Gato Segundo, en La Romana, a los que se quiere desalojar bajo el alegato de que ocupan esos predios de manera ilegal.

Se trata, evidentemente, de una estrategia política que procura mantener a Mejía en los primeros planos,   con el beneficio adicional de que proporciona a un sector productivo  en desgracia un aliado de  su  causa que ojalá sepa aprovechar. Pero también servirá para poner una vez mas en evidencia las peculiaridades de nuestra vida política, pues ahora resulta que el agrónomo Hipólito Mejía, quien encabezó un gobierno que no es recordado, precisamente, por los esfuerzos y recursos que desplegó para  impulsar el desarrollo agrícola del país se proponga ser, desde la cómoda perspectiva de la oposición, el arrojado paladín de los productores.

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