Qué se dice

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Asaltos en la carretera
Hay que tomarle la palabra al jefe de la Policía Nacional, el mayor general Bernardo Santana Páez, cuando afirma que están en su fase final las investigaciones en torno al robo de camiones cargados de mercancías en las principales carreteras del país, y que muy pronto tendremos noticias señalando, con nombres y apellidos, a los responsables de esos asaltos a mano armada y en plena vía pública. El sentido común indica que esas responsalidades solo pueden recaer a una organización criminal muy bien ensamblada, capaz de arrebatarle a los arroceros, en tan solo una semana, cargamentos valorados en más siete millones de pesos, para no hablar de la vasta red de complicidades que hace posible la volatilización de esos cargamentos en unos cuantos minutos. Nadie duda de la seriedad conque el jefe policial asume sus responsabilidades, pero igualmente se advierte lo difícil que resultará aceptar que todos esos atracos los cometieron unos cuantos pelagatos disfrazados de asaltantes de camino.

Llamado de atención

  Por venir del proclamado líder del presidente Leonel Fernández, el doctor Vincho Castillo, deben ser tomadas con toda la seriedad que merecen las críticas formuladas a la lentitud que advierte en la dirigencia peledeísta el mandamás de la Fuerza Nacional Progresista, al igual que la exhortación que hace a esa misma dirigencia para que baje a las bases a buscar los votos que hacen falta para revertir la correlación de fuerzas en el Congreso Nacional. El llamado de atención del doctor Castillo no debería, a pesar de su aparente impertinencia, sorprender a nadie que conozca de la vehemencia del veterano político, mucho menos tratándose de un señalamiento que podría ser válido en el caso de una dirigencia que, en medio de la embriaguez gozosa del poder, se expone al riesgo de dormirse en los laureles.

¿Qué se hace?

  La Secretaría de Interior y Policía acaba de entregar cheques por más de RD$390,000 a familiares de niños y adultos heridos por balas perdidas para sufragar sus gastos de hospitalización, médicos y rehabilitación, entre otros, un esfuerzo por resarcir de alguna manera los efectos de la tragedia del que también forma parte la campaña de concientización que vemos a diario en los medios de comunicación, con la que se intenta convencer a los irresponsables que disparan al aire de las terribles y dolorosas consecuencias que puede acarrear en otros su irresponsabilidad. Todo eso merece aplauso y reconocimiento, pero también es bueno saber qué se está haciendo para enfrentar la otra cara del problema; las limitaciones de carácter técnico y científico conque se enfrentan nuestras autoridades a la hora de perseguir, apresar y someter a la justicia a los desaprensivos que tanto dolor han provocado, un obstáculo que nuestras autoridades están obligadas a superar si se desea castigar con la pena máxima, como sugería el otro día el Procurador Domíngez Brito transido de indignación, a los criminales que disparan al aire sin ton ni son, pero más que nada porque sería la forma más efectiva y duradera de disuadir a tanto gatillo alegre que anda por ahí.

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