Qué se dice

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Refugio de delincuentes.- Ahora resulta y viene a ser que el hombre al que se persigue por el decomiso de 4.6 millones de dólares en efectivo, que las autoridades consideran producto del narcotráfico y el lavado de activos, no es quien creíamos que era —Cristian Almonte Peguero, nativo de San Pedro de Macorís— sino un ciudadano puertorriqueño  que, para más señas, escapó de una cárcel de alta seguridad en Puerto Rico donde cumplía una condena  de 201 años por asesinato y tráfico de drogas, y quien en el 2008 fue colocado por el FBI en el tope de la lista de los delincuentes más buscados,  ofreciendo una recompensa de 10 mil dólares a quien facilite información que contribuya a su captura.

Al igual que muchos otros delincuentes y narcotraficantes internacionales (el último del que se tenga noticia un ciudadano colombiano de 73 años al que la DNCD apresó recientemente y entregó  a las autoridades norteamericanas que lo solicitaban en extradición,  y quien residía desde hace varios años en el país con una cédula que lo acreditaba como dominicano) José D. Figueroa Agosto, el verdadero nombre del prófugo, se las arregló para conseguir no  una sino tres  identidades falsas gracias a la obtención de igual número de  actas de nacimiento, lo que le permitía moverse a sus anchas sin levantar sospechas y sin ser molestado por las autoridades.

Y es que todavía sigue siendo demasiado fácil para  cualquier ciudadano  extranjero hacerse de un acta de nacimiento, una cédula y una nueva identidad a pesar de los esfuerzos desplegados por la Junta Central Electoral en rodear la emisión de ese importante documento de mayores controles, lo que ha hecho posible que República Dominicana no solo resulte ser un paraíso de sol, playas y bellezas inagotables, como proclama la promoción de la secretaría de Turismo, sino también  un acogedor  y seguro refugio, una especie de santuario, para la delincuencia internacional.

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