Mutaciones.-  Reynaldo Pared Pérez, presidente del Senado y secretario general del PLD, el partido  que fundó  Juan Bosch (la precisión es pertinente), acaba de confirmar cuán cierto es aquello de que todos llevamos dentro un “trujillito” a la espera de la oportunidad propicia para sacar su maligna cabeza.  Según Pared Pérez, quien para variar también dice estar convencido de que detrás de las protestas está la mano aviesa de los políticos, las autoridades policiales han sido demasiado flojas con sus promotores. ¿Tan flojas como en Capotillo, donde hace una semana murió un adolescente de 13 años a manos de un sargento de la Policía, como se estableció tras un experticio balístico, que acudió a la barriada a reprimir una protesta contra los apagones? Quizá el presidente del Senado prefiere que sea la guardia, auxiliada  de  tanquetas, la que se ocupe de meter en cintura a ese tigueraje como quien enfrenta a un enemigo de la Patria o un agresor de nuestra sagrada soberanía, o que se haga como en los buenos de tiempos del  Balaguer  de los Doce Años, que al menor amago de huelga o  protesta enviaba a los organismos de seguridad a “recoger”, de manera preventiva, a sus organizadores y promotores, y algunos hasta desaparecían para siempre. Es mucho lo que se ha escrito ya sobre el cambio experimentado por los peledeístas a su ya largo paso por el poder, y no  hablo solamente del extraordinario salto dialéctico que los llevó de la humilde chancleta a la ostentosa yipeta, a lo que evidentemente no ha escapado el doctor Pared Pérez, en un tiempo no tan lejano un decidido partidario, simpatizante  y promotor de esas legítimas expresiones  de protesta popular. Pero allá ellos. A ustedes y nosotros toca, en lo que el hacha va y viene,  tomar nota de esas extrañas mutaciones, para cuando llegue la hora de sacar las cuentas y contar los votos.