Qué se dice

Qué se dice

¿Dónde están?-   Lo dice y lo repite, como inacabable cantaleta, el doctor Marino Vinicio Castillo, Asesor en Materia de Drogas del Poder Ejecutivo. Lo proclama a viva voz el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, quien siempre  llama al pan pan y al vino  vino, y a quien nunca se le aprieta el pecho a la hora de cantar las verdades en las que cree.

Y probablemente no haya un ciudadano o ciudadana que, habiendo seguido de cerca, capítulo tras capítulo, el culebrón que protagonizan  José David Figueroa Agosto, Sobeida Félix Morel y un amplio reparto de actores secundarios, no esté convencido de que falta mucha gente en ese expediente; militares y policías de alto rango, políticos bien posicionados, funcionarios públicos  y empresarios. En fin, “personas de  saco y corbata”, como las llamó el Superintendente de Policía de Puerto Rico, José Figueroa Sancha, que a estas alturas  “deben estar temblando” luego del apresamiento del escurridizo fugitivo, y a las que todavía no alcanza el  brazo de la justicia.

¿Los alcanzará alguna vez no obstante sus encumbradas posiciones? ¿Conoceremos los nombres de los jorocones, civiles y militares, que hicieron negocios con el capo o que le ofrecieron protección  y facilidades a cambio de jugosas comisiones en dólares? ¿Será verdad que en este caso no habrá vacas sagradas, como asegura un vocero del  gobierno? Son las preguntas que  todo el mundo se está haciendo, las que todos quisiéramos que nos respondieran, conscientes como estamos de que esos muchachos que están presos no son, ni por asomo, los que hicieron posible que durante sus casi diez años de exitosa operación en República Dominicana Figueroa Agosto  acumulara méritos suficientes para que hoy se le considere  el Pablo Escobar del Caribe.

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