Qué se dice

Qué se dice

Otra vez las prioridades
Dos titulares en una misma página bastan para desmentir los altisonantes discursos que se vienen esgrimiendo, desde los distintos foros y seminarios internacionales donde nos lleva nuestra innata parejería, en nombre de un desarrollo que nos huye como el diablo a la cruz, sobre todo porque nos recuerdan el alto precio que hay que pagar cuando los gobiernos traspapelan las prioridades de un país. «Niños reciben clases bajo una rancheta en la comunidad don Pedro de Santiago», reza el primero; «Falta de agua y luz impide cirugías en el hospital Salvador Gautier», sentencia el segundo.

¿De qué sirve instalar modernas pizarras digitales, ciertamente una forma más divertida de aprender, si en la mayoría de nuestras escuelas, no importa si están en el Distrito Nacional o en Pedernales, carecen de un adecuado servicio de agua potable o el servicio simplemente no existe? ¿Cómo justificar la donación de 25 millones de dólares a un hospital privado mientras los públicos carecen de los insumos más elementales? Formas habrá de justificar esas lamentables incongruencias, como ya lo ha hecho Alejandrina Germán al decir que no es posible esperar la reparación de la última escuelita rural para que la educación pública dominicana abra las puertas a la tecnología, pero por aquí seguimos creyendo que las casas, para que sean sólidas y resistentes al tiempo y las adversidades, hay que empezarlas a construir por los cimientos y no por el techo. Tan simple como eso.

La pregunta

Es probable que a estas alturas de las investigaciones que se realizan en torno a la «maffia» que utilizaba pasaportes oficiales a nombre de regidores, tanto verdaderos como falsos, para traficar con personas hacia Europa, sea pertinente hacerse una pregunta, absolutamente necesaria para poder tener una idea de cuál podría ser el destino final de ese escándalo, en el que están formalmente imputadas, hasta ahora, más de treinta personas, entre ellas veinte y tantos regidores y por lo menos un síndico. ¿Cuándo empezó a operar esa bien aceitada maquinaria delictiva, en la presente o la anterior administración? Si fue en la presente, de poco más de un año, habría que felicitar a sus ideólogos y planificadores por la prontitud y eficacia conque han montado un tinglado tan complejo, que envuelve a tantas instituciones, pero si la cosa viene desde más lejos, ciertamente posible pues tanto los actuales regidores como los síndicos fueron electos antes de asumir el poder los peledeístas, hay que reconocer que los que llegaron después supieron acoplarse magníficamente a la bien organizada red, que según los investigadores realizó operaciones por un monto superior a los cuarenta millones de pesos en los últimos seis meses. Si eso es así quedaría demostrado, una vez mas, que la continuidad en las acciones del Estado, que reclama con tanta insistencia la sociedad civil, no es tan difícil de poner en práctica después de todo, siempre y cuando existan suficientes motivaciones.

Pobre respuesta

Hay que decir, conocida la decisión del pleno de la Junta Central Electoral de cancelar al Oficial Civil de la Décima Segunda Circunscripción, Luis Felipe Rodríguez, por alegada «conveniencia del servicio», que se esperaba algo más que una respuesta «escueta, suscinta y esbozada» para responder adecuadamente, como corresponde a una de las instituciones fundamentales de la democracia dominicana, las graves denuncias de irregularidades en el manejo de las oficialías civiles hechas por el hoy destutanado funcionario. Puede que la JCE y sus jueces crean que con la cancelación del incordiante Rodríguez el caso ya está cerrado, pero la cosa no es tan fácil ni va a terminar ahí. Luis Felipe Rodríguez ha dicho en más de una ocasión, con tanta firmeza que ha convencido a quienes lo han escuchado, que llevará ante organismos internacionales, si fuere necesario, su caso, pero sobre todo que está dispuesto a mostrar las pruebas que dice tener de las irregularidades que ha denunciado y que provocaron su desgracia. El hombre, en definitiva, está dispuesto a echar el pleito donde sea y como sea, pero la clase de pleito que, por el ruido que provoca y las repercusiones que trae aparejadas, resulta poco recomendable para una institución que en unos cuantos meses deberá organizar unas elecciones congresionales y municipales que, por todo lo que está en juego, debe dejar satisfechos a todos sus protagonistas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas