Esperando una explicación
Tal y como están las cosas en este mundo de relatividades es probable que a Luis Felipe Rodríguez, oficial de Estado Civil de la Doceava Circunscripción, haya que calificarlo como un hombre raro, completamente fuera de época y lugar, pues solo a alguien venido de otra galaxia puede ocurrírsele utilizar gran parte de las cuantiosas ganancias que genera esa oficialía, estimadas en RD$600 mil al mes, para dotar de actas de nacimiento, de manera gratuita, a los que carecen de ese documento (se habla de dos millones de dominicanos y dominicanas en esa situación), imposibilitados de ejercer derechos tan elementales como votar en unas elecciones, beneficiarse de la seguridad social o declarar como suyos los hijos que procrean.

Esas excentricidades encontraron el inmediato rechazo de la Junta Central Electoral, que no perdió tiempo en suspender un programa del que hubieran podido beneficiarse, de enero hasta la fecha, más de 25 mil personas, a pesar de que la ley dice que ese documento debe ser expedido gratuitamente. Esa reacción, sin embargo, no sorprendió a Luis Felipe Rodríguez, quien siempre estuvo consciente de que su forma de hacer las cosas atentaba contra poderosos intereses, sobre todo después de poner al desnudo el millonario negocio que se mueve alrededor de las oficialías civiles, del que los jueces del tribunal de comicios -según denuncias todavía no desmentidas- parecen ser importantes socios. Y así se seguirá creyendo, hasta tanto no den la cara al país y expliquen de manera convincente el papel que han jugado en este nuevo escándalo que tan mal parada deja nuestra institucionalidad.

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«Blablablismo»

El neologismo, de trabajosa pronunciación, es de la autoría del doctor Waldo Ariel Suero, presidente del Colegio Médico Dominicano, quien lo acaba de utilizar para explicar la falta de resultados concretos, de cara a la satisfacción de las exigencias reivindicativas de los médicos, que han tenido la conversaciones sostenidas hasta ahora con las autoridades, incluidos los mediadores de ocasión, razón por la cual han decidido convocar una nueva huelga en los hospitales públicos.

Esa facilidad verbal del presidente del gremio médico, empero, ha probado ser también su peor enemiga, sobre todo cuando se convierte en desenfreno, imprudencia o, en el peor de los casos, en ofensa, como podría fácilmente interpretarse sus afirmaciones de que el presidente Leonel Fernández miente constantemente a la población o de que nunca cumple los compromisos que contrae con los sectores sociales con los que negocia.

Y para colmo de males, según Ariel Suero, se ha constituído en el principal obstáculo para llegar a una solución al conflicto entre Salud Pública y los médicos. Cuánta razón tienen los cristianos cuando dicen que la lengua es el castigo del cuerpo.

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Chantaje

Ojalá que la falta de espacio en nuestras cárceles no sea un obstáculo para no llegar a donde haya que llegar en las indagatorias que encamina la Procuraduría General de la República en torno al escándalo desatado por la expedición de cientos de pasaportes oficiales a falsos regidores, incluidas esposas e hijos, por lo que tranquilizan las garantías ofrecidas por el doctor Francisco Domínguez Brito de que, independientemente de la cantidad de implicados o la relevancia de sus cargos, se castigará de manera drástica a los responsables.

El «consejo» ofrecido al Procurador por uno de los acusados, el regidor perredeísta Alfrero Amaury Pereyra, de que abandone las investigaciones porque de lo contrario necesitará un play de beisbol para meter a todos los implicados tiene todas las pintas de un vulgar chantaje, definitivamente inaceptable, pero también propone, de forma aviesa, la coartada más perversa que pueda ponerse en manos de los patrocinadores o consentidores de la impunidad, nuestra eterna compañera de viaje: que el mal es tan grande y tan generalizado que no vale la pena enfrentarlo ni castigarlo.