QUÉ SE DICE

QUÉ SE DICE

CLAUDIO ACOSTA
c.acosta@hoy.com.do
LA PAJA EN EL OJO AJENO.-  Es una lástima que doña Alejandrina Germán, con bien ganada fama de bocadura pero también de ser una política curtida en los ingratos menesteres del oficio, no sea capaz de comprender que, en esta oportunidad, no tiene derecho a zafarse del problema con un exabrupto, una respuesta destemplada o un boche bien surtido a quien ha osado perturbar su santa y cómoda paz de funcionaria  pública.

En lugar de calificar de “basura” el contenido de un reportaje difundido por Nuria Piera en el que se le atribuye la propiedad de una mansión veraniega que se construye en Jarabacoa, valorada en varios millones de pesos, la secretaria de Educación está en la obligación de ofrecerle una explicación al país, a los ciudadanos y ciudadanas que pagan con sus impuestos el salario que gana y  los privilegios de que disfruta, sea para desmentir de manera categórica lo que se afirma en ese reportaje o dando razones creíbles y convincentes  sobre la forma en que obtuvo los recursos para construirla. Escurrir el bulto con evasivas o las socorridas descalificaciones a que nos tienen acostumbrados nuestros políticos cuando son blanco de  críticas absolutamente pertinentes no solo constituye una manera arrogante y torpe de reconocer que  carece de argumentos  válidos para responderle  a la conocida comunicadora, sino que implica también renunciar al derecho a criticar la censurable y consuetudinaria práctica de nuestros políticos de aprovechar su paso por el poder para enriquecerse de la noche a la mañana o adquirir bienes suntuosos, como ha sido el caso de los consistentes ataques que se dirigen desde el gobierno y el PLD contra el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, candidato presidencial del  Partido Revolucionario Dominicana. Lamentablemente, le guste o no le guste a doña Alejandrina Germán, lo cierto es –hay que insistir en ello– que mientras sea funcionaria pública  su obligación es rendir cuentas, ofrecer todas las explicaciones que sean necesarias sobre lo que hace o deja de hacer, sobre todo cuando surgen dudas sobre el correcto manejo de los recursos que se le han confiado. ¿O es que el gobierno y los peledeístas piensan que pueden seguir criticando  la paja en el ojo ajeno mientras ignoran, o fingen ignorar, la enorme viga incrustada en el propio?

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