¿Nace una estrella?-  Muchos se trasladaron desde Baní, desafiando la furia de los aguaceros, para tratar de verla, así fuera un  breve segundo, cuando la ingresaran a Najayo-Mujeres.

Otros viajaron desde San Cristóbal, paraguas en manos, para montar guardia  frente al centro penitenciario,  por el mismo motivo, al igual que los centenares de personas que a todo lo largo del trayecto desde Las Américas hasta Najayo se apostaron en  avenidas, calles y carreteras tan solo para ver pasar a la figura del momento, el centro de atención nacional, el tema obligado de todas las conversaciones: Sobeida Félix Morel. ¿Son los “quince minutos de fama” que le tocan a la bella y pueblerina muchacha que se enredó con un poderoso  narcotraficante, por el que lo dejó todo seducida por los lujos, el dinero y la vida regalada? ¿Qué representa Sobeida en el imaginario popular? ¿Una especie de heroína trágica que inspira más simpatía y conmiseración que rechazo y reprobacion? ¿O, por el contrario, la olvidaremos tan pronto se produzca el próximo escándalo? ¿Será  todo este alboroto parte, como piensan algunos, de una estrategia de   las autoridades para desviar la atención de las debilidades de las acusaciones que pesan en su contra así como del resto de los implicados en la red del capo boricua? 

El tema da para pasarnos la columna planteando  esa clase de interrogantes, pero el espacio no da para tanto. Ojalá que todo lo que está ocurriendo alrededor de Sobeida, de Figueroa Agosto, del narcotráfico que nos ha cambiado para siempre, y de todos esos muchachos que están presos a causa de su codicia y el amor por el dinero y los placeres  de la “buena vida” nos conduzcan a una reflexión a fondo sobre la clase de sociedad en que nos hemos convertido, casi sin darnos cuenta, y los cambiantes valores sobre los que se sustenta.