Qué se dice

Qué se dice

No lo dejemos solo
Aunque las últimas noticias digan que se inició un proceso de negociación para buscarle una salida al conflicto entre la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Asociación Dominicana de Productores de Agregados, léase las granceras instaladas como garrapatas en la cuenca del río Nizao, no puede dejarse solo, a expensas de un enemigo tan poderoso, al doctor Max Puig, aferrado con uñas dientes a una institucionalidad tan débil que ni siquiera es capaz de hacer cumplir las leyes ambientales destinadas a proteger unos recursos que son de todos los dominicanos, y no solo de las empresas que llenan los bolsillos de sus dueños a cambio de su destrucción.

Se trata, por si todavía no se han dado cuenta, de un pleito viejo, como vieja es también la nefasta complicidad de la secretaría de Obras Públicas con los depredadores, pleito que hasta ahora han ganado siempre las voraces granceras y sus cómplices. Aunque las leyes digan lo contrario, y esté en juego la vida de nuestros ríos.

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A Dios rogando…

Mientras la Asociación Nacional de Bancas Deportivas deposita en el Congreso Nacional una propuesta para que se limite la operación de máquinas tragamonedas a lugares donde esté estrictamente prohibido el ingreso de menores de edad, como casinos y bancas de apuestas, los tragamonedas empiezan a aparecer aquí y allá, de manera discreta y sigilosa, en algunos colmadones de barrios de clase media, donde al parecer la vigilancia y supervisión de las autoridades es más relajada o simplemente brilla por su ausencia.

En su propuesta, entregada al presidente del Senado por una comisión de directivos de la asociación, se expone que la peor actitud que puede asumir la sociedad dominicana frente a los juegos y las apuestas es permitir que se realicen al margen de la ley, sin ningún tipo de controles, como está ocurriendo con las máquinas tragamonedas, mucho más si se trata de una actividad «que es parte de la idiosincrasia dominicana». Lo que ese documento de seguro no dice es que la propensión a violar la ley, a ignorar sus mandatos porque nos conviene o simplemente nos importa un carajo, también es parte de esa idiosincrasia. ¿Hace falta poner algún ejemplo?

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Luna de miel rota

Mucho duró la luna de miel, si es que alguna vez la hubo, entre el Colegio Médico Dominicano y las autoridades de Salud Pública, cuyo punto final ha sido, por fuerza, el anuncio hecho ayer por el doctor Waldo Ariel Suero de que a partir del próximo 3 de octubre los médicos paralizarán los hospitales públicos del país. ¿La razón de esta nueva declaratoria de guerra? Según el doctor Waldo Ariel Suero el gobierno olvidó incluir, en el presupuesto para el 2006, los recursos destinados al aumento salarial que se les prometió.

La fecha elegida para iniciar la protesta indica, evidentemente, que el gremio abre un espacio de negociación con el gobierno, que espera aprovechar, con todo derecho, a favor de su causa, pero falta saber si el secretario de Salud Pública, a quien se ve muy empeñado en hacer un buen trabajo en un ministerio tan difícil y plagado de tantas necesidades, querrá negociar en los términos y condiciones en que aspira Ariel Suero y su tropa.

Por lo pronto, el doctor Bautista Rojas fue suficientemente claro cuando los periodistas lo abordaron para conocer su opinión sobre el disgusto de los médicos, al señalar que no se aumentará por aumentar y que su único compromiso, que calificó de innegociable, es con la humanización de los servicios y la mejoría de los hospitales. A buen entendedor…

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