Qué se dice

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El encanto de AMET
A no pocos habrá llamado la atención el hecho de que, de un tiempo a esta parte, la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET) ha pasado a ser una prenda codiciada que todos quieren tener bajo su manto protector. ¿Dónde está el misterio? Hay gente que cree saberlo: AMET dejaría de ser una institución deficitaria, dependiente de las migajas que le caen del Presupuesto Nacional, para convertirse en un organismo que maneje cuantiosos recursos económicos, si se materializan los planes de su actual director de instalar un moderno y versátil software que permitiría, entre otras cosas, la automatización del sistema de imposición de multas, que se cobrarían directamente a los infractores de la ley de tránsito sin pasar por los tribunales, algo parecido a lo que ya trató de hacer el mayor general Pedro de Jesús Candelier cuando pasó por la institución.

La decisión del Consejo Superior Policial de traspasar AMET bajo la jurisdicción de la Policía Preventiva sería parte de esa sorda pugna, en la que habría que incluir también al influyente Diandino Peña, que no ha dicho esta boca es mía solo porque prefiere las frecuencias bajas, el discreto perfil, pero quien casi siempre -dicen los que le conocen-consigue lo que se propone. De todas maneras, e independientemente de quién se quede, finalmente, con el jugoso pastel, hay que suponer que el general Sigfrido Fernández Fadul sigue adelante con sus planes faltando tan poco para verlos convertidos en realidad: los 30 millones de pesos que costará «modernizar» AMET y la aprobación del presidente Fernández a ese desembolso, que desde ya se da por descontada tratándose de un tema muy querido del mandatario y con el que se ha mostrado tan receptivo como generoso.

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La otra lectura

Esa no es, sin embargo, la única lectura que se ha dado a la decisión del Consejo Superior Policial, expresión de una «ignorancia supina», como la calificara de inmediato el ingeniero Hanlet Hermann, pues hay gente convencida de que lo que se ha querido hacer es fortalecer el área de influencia del mayor general Rafael Guerrero Peralta, muy activo en la persecución de la delincuencia en los entreveros y callejones de los barrios y zonas «calientes», con lo que también se fortalece la «policía paralela» que dirige, como la llaman entre susurros en el palacio policial.

Para agregarle más condimento al asunto, se señala el hecho de que el jefe de la Policía Nacional, el mayor general Bernardo Santana Páez, se encontraba fuera del país cuando se decidió la «reestructuración» de AMET y POLITUR, aunque lo lógico es que, así sea por cortesía, se le informara por alguna vía -nada difícil en estos tiempos- de la adopción de una medida de tanta trascendencia.

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Milagro moderno

Quince largos años debieron esperar los residentes del barrio 24 de Abril, al norte del Distrito Nacional, para ver con sus propios ojos el milagro moderno del servicio continuo de agua potable, luego de que la Corporación de Acueductos y Alcantarillados de Santo Domingo (CAASD) lo dejara formalmente inaugurado, gracias a un financiamiento de la Unión Europea de apenas de RD$9,6 millones de pesos.

Más de veinticinco mil personas se benificiarán de esa inversión, canalizada a través del programa de Saneamiento Ambiental de los Barrios Marginados (SABAMAR), una verdadera bagatela si se piensa en el positivo impacto que tendrá en las vidas de todas esas personas poder contar, de ahora en adelante, con un suministro permanente de agua potable. Definitivamente, no solo encaramándose en un Metro se llega a la modernidad.

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