Qué se dice

Qué se dice

¿Quién dijo austeridad?
Cuando un funcionario o un organismo quiere favorecer a sus empleados o a algunos en particular, el mecanismo más expedito es el financiamiento de vehículos de motor. Eso ha estado ocurriendo en este gobierno, para sorpresa de todos, pues ese fue un expediente muy criticado –con razón– en el gobierno anterior. En esta gestión lo ha hecho INESPRE, la secretaría de Agricultura y ahora lo hace CONANI.

La información procede del seno mismo del gobierno, donde hay gente que está indignada con el hecho de que se aliente y permita una práctica que choca de manera frontal con la proclamada política de austeridad gubernamental, que no termina de pasar de las palabras a los hechos. Parece que los peledeístas que van al gobierno tienen una profunda debilidad por la buena vida, sin importar su costo ni a costa de quién, en este caso el desvalido contribuyente. ¿Será para esto que quieren una reforma fiscal tan profunda como la propuesta al Congreso Nacional?

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El espejo de Tamboril

Dicen que Dios dijo: ayúdate, que yo te ayudaré. Esa máxima ha sido aplicada, con excelentes resultados, por la gente de Tamboril, que ayer iniciaron la reconstrucción, con el sacerdote Felipe Colón y el síndico Juan Alvarez a la cabeza, de las viviendas dañadas por el desbordamiento del río Licey, que dejó sin techo a decenas de familias.

Esa proeza, así hay que calificarla en un país donde la condición de damnificado suele ser para toda la vida, solo ha sido posible –hay que decirlo a boca llena– gracias a la solidaridad consecuente y oportuna de los santiagueros, que recientemente celebraron un telemeratón en el que recaudaron un millón de pesos. Luego de que concluyan esos trabajos se procederá, según informó el síndico, a la reconstrucción de viviendas en otros lugares donde el río también provocó graves daños a negocios, fincas y edificaciones públicas. Tamboril y su gente han demostrado, con sus hechos, que no hace falta esperar a que llegue la mano piadosa del gobierno para ponerse en pie y seguir adelante. Mirémonos en ese espejo.

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El «pero» que nunca falta

Pero también en Tamboril unas van de cal y otras de arena. Jesús Caraballo, un dirigente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), se queja de que ni una sola de las 50 mil butacas que la secretaria de Educación, Alejandrina Germán, dice haber enviado a la provincia de Santiago ha llegado a la escuela primaria e intermedia de Canca la Piedra, razón por la cual hay 1,200 estudiantes que no han podido integrarse al inicio del año escolar.

Cuenta el dirigente gremial que desde que se inició la docencia, el pasado 22 de agosto, varias comisiones han visitado al director del distrito escolar 06-08, Pedro Núñez, pero la solución al problema no ha pasado de las promesas. La situación de los estudiantes de Canca la Reyna no es única, como puede comprobar cualquiera con tan solo abrir los periódicos, pero nadie puede regatearles el derecho a pretender que ese problema se atienda como si fuera el único, y el más importante, que enfrenta la educación pública dominicana. A menos que la secretaria de Educación, que anda tan susceptible últimamente, opine otra cosa.

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