Un chiste.-Mucha gente se ha tomado a chiste el anuncio del Ministro de Obras Públicas, el ingeniero Víctor Díaz Rúa, de que esa cartera instalará cámaras de vigilancia en los principales puentes del país para evitar el robo de sus piezas, tal y como ocurrió recientemente como el Juan Pablo Duarte.
Y no es para menos, pues lo cierto es que las autoridades se han mostrado incapaces de impedir los daños provocados a esas estructuras por los ladrones de metales, para lo que hubiera bastado –duele recordarlo– con establecer una vigilancia militar o policial permanente, 24 horas del día. Claro está, después del robo, como siempre, los dominicanos salimos corriendo a comprar el candado, pero lamentablemente ya es demasiado tarde.
Estoy seguro de que si se le cobrara la reparación del puente Duarte a los funcionarios que debieron evitar que los saqueadores prácticamente lo inutilizaran, incluyendo –por supuesto– al que ahora quiere poner las cámaras de vigilancia que debieron estar instaladas hace mucho tiempo, estas cosas no volverían a pasar jamás pues esa gente con sus bolsillos no juega. Pero como el dinero del Estado no tiene dolientes, además de que con demasiada frecuencia solo sirve para hacer ricos a los políticos y a sus socios, poco importa que haya que gastar una millonada en dólares para reparar lo que nunca debió permitirse que fuera dañado.
De todas maneras hay que aplaudir el oportuno anuncio, siempre y cuando se cumpla, de que instalarán cámaras de vigilancia en los principales puentes del país para evitar que los ladrones carguen con ellos pieza por pieza, pero no sería mala idea que oremos (dicen que cuando ya no hay esperanza de auxilio en la tierra hay que encomendarse a las Alturas) para que no se las roben también.