Qué  se dice

Qué  se dice

Producto de exportación– Ayer me enteré, gracias a una nota periodística de apenas cuatro párrafos, que miles de toneladas de arena acaban de ser  exportadas hacia Colombia a través del puerto de Barahona. ¿De dónde sacaron esa arena y con permiso de quién? No estoy diciendo ni insinuando aquí que se trata de un negocio ilegal, como no  quiero que piensen tampoco que por simples ganas de joder  me opongo a que la arena se convierta en un nuevo e importante producto de exportación  generador de divisas, siempre bienvenidas y siempre necesarias. Pero conociéndonos como nos conocemos y habiendo pasado ya por la amarga experiencia de convertirnos en un país exportador de metales sin poseer  minas ni yacimientos  minerales de importancia pero sí muchos puentes no está demás que pongamos  atención a la evolución de ese nuevo renglón de exportación, pues en este país hay gente a la que no se le aprieta el pecho para vender las dunas de Baní o las arenas de nuestras paradisíacas playas con tal de llenarse de dinero  los bolsillos.

Locos, sueltos y desamparados.- Nunca fue más cierto aquello de que hay más locos sueltos que en el manicomio. Y la razón es  previsible en un país que ha hecho de la indolencia una política de Estado: no hay suficientes unidades de salud mental para atender a la gran cantidad de pacientes crónicos que deambulan por nuestras calles, pero tampoco hay suficientes siquiatras para tratarlos. Para empeorar las cosas,  el hospital Psiquiátrico  Padre Billini, el único en el que se ofrece atención (es un decir) a los enfermos mentales, se cae literalmente a pedazos debido a que las autoridades han decidido dejarlo morir de desatención, por lo que cualquier día de estos   hay que cerrarlo definitivamente.  ¿Qué pasará entonces con sus pacientes? Ojalá no se les ocurra tirarlos a la calle, pues simple y sencillamente sería el colmo.

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