Qué se dice

Qué se dice

Derecho torcido.-   “Que sepa la opinión pública que tengo a mi papá en la nominilla y nadie me va a sacar a ese viejo que come de su hijo, ni Valentín me lo saca”. El día que se escriba la historia del clientelismo como fenómeno  consustancial a la democracia dominicana la frase del diputado peledeísta por Puerto Plata Alfonso Crisóstomo debería servir, cuando menos, de  epígrafe.

Como puede apreciarse por la ardorosa defensa que ha hecho el legislador de su “derecho” a nombrar a sus familiares más cercanos en la nominilla que administra a discreción, que alcanza hasta para desafiar  al presidente de la Cámara de Diputados, Julio César Valentín,  nuestros diputados y senadores se han empoderado (para usar una expresión en boga) de tal modo de ese  derecho usurpado  que hablan y actúan como si los que estuviésemos equivocados fuéramos nosotros, los ingenuos ciudadanos que protestamos y nos escandalizamos porque nuestros representantes en el Congreso abusan de esa condición beneficiando con empleos y cargos a familiares, seguidores  y allegados,  o porque  malgastan los recursos públicos que se les confían en lo que más les conviene sin rendir cuentas a nadie.

Por eso se atreve el susodicho diputado, con  la mayor cara dura del mundo, a proclamar que propondrá una modificación de la Ley de Libre Acceso a la Información Pública, una invaluable conquista que la democracia dominicana debería celebrar continuamente, para que no siga siendo utilizada para difamar a funcionarios y legisladores, la misma razón por la que es posible  leer que la cancelación de 23 empleados de las oficinas senatoriales,  a propósito de la denuncia de nepotismo de Alicia Ortega, ha generado  gran malestar en algunos senadores, que entienden que  se ha cometido una gran injusticia. ¿Habrá que pedirles excusas?

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