QUÉ SE DICE

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Indiferencia.- Con la autoridad que le dan sus más de treinta años de lucha frontal contra las drogas Leopoldo Díaz, presidente de Hogares Crea,  se ahorra las medias tintas  a la hora de ofrecer un diagnóstico que, por sombrío, debería preocupar: no solo estamos perdiendo, a ojos vista, la guerra contra las drogas, sino que en política de lucha contra el flagelo República Dominicana  ha retrocedido; ha pasado de ser puente para el tráfico internacional a mercado de gran consumo, de ahí  a  centro de acopio y distribución regional y  últimamente, como si eso no fuera suficiente,  ha devenido también en albergue de laboratorios para la producción de drogas sintéticas. Y todo eso ocurre –se lamenta  el presidente de Hogares Crea.– en medio de la indiferencia casi generalizada de la sociedad dominicana (aquí es de justicia citar la excepción honrosa que es Vincho Castillo, pero nadie le hace caso al asesor en materia de drogas), pues ni el Gobierno, ni la sociedad civil, ni el Congreso, ni la Justicia,  y mucho menos los políticos que opinan de todo y prometen dar hasta lo que no tienen, parecen estar preocupados por el problema ni sus consecuencias.  Claro está, todo el mundo se queja del auge de la criminalidad y la violencia que la acompaña, de la ferocidad de una delincuencia desalmada que mata para arrebatarnos cualquier baratija, pero pocos son los que se detienen  a pensar que el consumo y tráfico de drogas son el combustible que mueve la mayoría de esas acciones criminales. Esa indiferencia, esa falta de interés por enfrentar  el peligro que nos amenaza de la que se queja Leopoldo Díaz, nos va a salir muy cara, pero cuando llegue la hora de sacar las cuentas y pasar balance  será ya demasiado tarde.

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